Proponen quedarse con los bonos involucrados en el juicio que tiene sentencia firme en EE.UU. En principio, las entidades de ADEBA pondrían una “garantía” de u$s 250 millones a cambio de que Griesa reponga el stay.

En una idea de última hora para evitar el default, bancos privados argentinos propusieron comprar la deuda en manos de los fondos buitre. Se trata de los bonos en default que originaron los fallos a favor de los holdouts en la Justicia norteamericana. La intención es que, con esa oferta y una garantía inicial de u$s 250 millones, el juez Thomas Griesa reponga el stay y permita cancelar los vencimientos de títulos públicos del 30 de junio al filo del vencimiento del mes de gracia. 

La propuesta de los bancos nucleados en la Asociación de Entiades Bancarias Argentinas (ADEBA) llegó mientras una delegación argentina realiza negociaciones de último momento con el mediador Daniel Pollack, el «special master » designado por Griesa. Tras un cuarto intermedio, el ministro Axel Kicillof se sumó a ese encuentro con Pollack, para lo cual viajó directamentes desde Caracas a Nueva York.. 

Según informó la agencia de noticias NA, un representante de los bancos estaba viajando ya a Nueva York para negociar en nombre de ADEBA con los fondos buitre. 

La deuda nominal original ascendía a unos u$s 300 millones, pero tras el fallo de Griesa, esos bonos representan unos u$s 1.200 millones, aseguran cerca de los bancos que realizarán la oferta a los fondos buitre. Las entidades privadas de ADEBA estarían dispuestas a poner una «garantía» inicial de entre 250 y 300 millones de dólares para luego completar las negociaciones. 

La suma propuesta, según trascendió, sería del agrado del fondo NML Eliot, que representa Paul Singer. Con esto, podría pedirle a Griesa que reponga el stay, la cautelar que evita embargos a la Argentina aunque el país no pague aún lo que la Justicia norteamericana le ordenó pagarles a los fondos buitre por los títulos públicos en default que éstos aún tienen en su poder. 

Poco después de que se conociera la propuesta, el Banco Central (BCRA) salió a aclarar que no tuvo ninguna participación en la misma. “A raíz de informaciones que son de público conocimiento, relativos al conflicto con los fondos buitre, el Banco Central informa que no ha tomado conocimiento ni ha participado de ninguna de las propuestas que se consignan en los medios de comunicación”, dijo a un vocero de la entidad a la agencia Télam. 

Un stay de 90 días, que es lo mismo que le pidieron a Griesa los «eurobonholders» (bonistas europeos con títulos de los canjes de 2005 y 2010), evitaría el default inmediato (mañana se agota el período de gracia de los bonos vencidos el 30 de junio, que permanecen bloqueados por orden de Griesa). 

En los tres meses de plazo, la Argentina debería buscar que los distintos grupos de tenedores de bonos del canje acepten el compromiso de no exigir el cumplimiento de la cláusula RUFO si el país negocia con los holdouts. Con ese compromiso (los «eurobonholders» ya lo hicieron público ante Pollack y hoy ante Griesa), el Gobierno podría, entonces sí, llegar a un acuerdo con los fondos buitre sin mayores riesgos. 

En todo ese juego, el depósito de los bancos funcionaría como garantía del compromiso del Gobierno. Y lo harían los bancos privados y no el Estado ni ninguna empresa estatal para que el Ejecutivo no pueda ser acusado de haber iniciado negociaciones con la posibilidad de que se active la RUFO. 

Reunión de banqueros 
La propuesta fue puesta en la mesa por el banquero Jorge Brito en una reunión de ADEBA que se realizó este martes a las 15. El titular de la entidad, según publicó Infobae, comenzó el cónclave lanzando la propuesta al resto de los miembros de ADEBA. Para sorpresa del resto de los banqueros, Brito soltó: «Yo pongo 100 millones de dólares. Hay que juntar 250 millones. Ustedes cuánto ponen». 

Luego la reunión continuó por carriles normales y dentro de la temática bancaria. Pero Brito volvió al final de la reunión con el tema de la «vaquita» para que el país evite el default. En esa sintonía, el Banco Ciudad (con Rogelio Frigerio a la cabeza) se mostró como un entusiasta impulsor de la iniciativa propuesta por Brito casi en solitario, porque gran parte de los asociados de ADEBA habían mostrado escepticismo con la idea.

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