Adrián Fontana, maestro de la Escuela Normal Nº 32 General San Martin de la ciudad de Santa Fe, habló en “Conectados”, programa que se irradia de 15 a 17 por Radio Integración de Federal, sobre el proyecto «Una luz en río». Se trata de un refugio con productos reciclables para personas que padecen situación de calle, idea que surgió a través de sus alumnos.

El docente a cargo de la experiencia, explicó en el programa que conducen Alicia Hernández y Esteban Tischler, que fueron los alumnos los que expresaron que se debía buscar algo que se pudiera hacer con las botellas de plástico que se ven tiradas en la calle. Y también –cuando distintas familias debieron abandonar sus casas por la crecida del río– plantearon que se debería buscar una solución a la situación habitacional.

Fue así que comenzaron a pensar estrategias para que los desechos se convirtieran en un refugio seguro y habitable. Construyeron un modelo uniendo y encintando botellas y utilizaron pallets para armar la estructura. Los chicos se encargaron de encintar las paredes y de colocar bolsas plásticas adentro para que todo quede aislado y mantenga mejor la temperatura.

“Juntamos el material de la calle y lo reutilizamos. Armamos un refugio ciento por ciento ecológico y el agregamos un litro de luz. Estamos ofreciendo un lugar seco, seguro y calentito en el cual poner sus cosas y poder estar. Y también sirve para las personas en situación de calle”, indicó Fontana. Y detalló: “Con la cinta logramos que no ingrese el agua porque se forma como un ladrillo de plástico que produce el aislamiento acústico. Por dentro tiene todas bolsas de consorcio que mantienen el calor. Hicimos todo con cosas que encontramos en la calle porque la idea es ofrecerle a la gente la posibilidad de armarlo y desarmarlo de acuerdo a la necesidad que tengan en ese momento”.

El litro de luz es parte de un proyecto social que comenzó en Filipinas y que genera la posibilidad de iluminar una habitación cerrada a partir de un mecanismo químico que se puede armar con muy poco dinero. “Para hacerlo se necesita una botella plástica que lleva, casi en su totalidad, agua de red a la que se le agregan tres medidas chicas de lavandina. Para colocarla en la habitación se necesita una chapa que se corta para sostener la botella un 25 por ciento sobre el techo y el resto dentro del espacio. Para eso se la encinta o se la silicona”, explicó el docente de la escuela Normal.

Y agregó: “Al entrar en contacto con la luz del sol, aunque esté nublado, permite transmitir esa luminosidad dentro de la habitación Es que los rayos llegan de manera vertical pero cuando entran en contacto con la botella, que tiene la lavandina, los refracta de manera horizontal. Entonces genera la misma luz que un foco de 55 o 60 watts en una habitación de tres por tres metros”. Fontana explicó que contar con ese sistema implica no sólo la reducción del gasto de consumo sino también la posibilidad de acceder a una iluminación segura para quienes la utilicen. “Podés tener energía lumínica todo el día sin necesitar electricidad”, acotó y lamentó que no se conozca y difunda más sobre el proyecto Un litro de luz.

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