Un grupo de manifestantes se enfrentó esta tarde en Río de Janeiro con policías que formaban un cerco para proteger al estadio Maracaná, donde los seleccionados brasileño y español jugaban la final de la Copa Confederaciones de fútbol, en el contexto de las protestas callejeras que sacuden a Brasil desde hace tres semanas.

Un choque con la policía por parte de un grupo de manifestantes de la menos numerosa de dos marchas no impidió la normal realización de la final de la Copa Confederaciones de fútbol, en Río de Janeiro, mientras las protestas que sacuden a Brasil desde hace tres semanas alteraron el panorama para las elecciones presidenciales de 2014, según una encuesta privada.

Policías dispararon esta tarde bombas de gas lacrimógeno a un grupo de manifestantes que les habían lanzado objetos en una esquina próxima al estadio Maracaná, en la segunda de dos marchas muy similares realizadas hoy y que, entre otras consignas, expresaron rechazo al gasto estatal en la organización de la Copa.

Las dos manifestaciones partieron desde la plaza Sáenz Peña, en el barrio Tijuca, a unos dos kilómetros del estadio.
En la primera, de la cual participaron unas 5.000 personas a mediodía, no hubo incidentes, excepto por el intento de agresión a un periodista por parte de tres personas, de las cuales dos fueron detenidas y luego liberadas.

En cambio, la segunda, protagonizada por la tarde por poco más de 1.000 personas -algunas de ellas con los rostros cubiertos y mochilas cargadas en sus espaldas-, derivó en el enfrentamiento de varias de ellas con la policía, informaron las agencias de noticias ABR y EFE.

Más temprano, antes de que comenzara la primera marcha, unas 40 personas tomaron durante cerca de una hora el terreno donde se construye la nueva sede de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), también en Río de Janeiro.

Para garantizar la seguridad en la zona del estadio, donde se esperaba que concurrieran 70.000 espectadores, las autoridades movilizaron a 10.600 policías y 7.400 militares, el doble de la cantidad que habitualmente patrulla Río de Janeiro y la vecina Niterói, y los efectivos desplegaron un gran cordón de seguridad a un kilómetro del estadio.

Mientras tanto, el diario Folha de Sao Paulo reportó dos manifestaciones con al menos 250 personas cada una en la zona oeste de San Pablo y otra, que reunió 1.200 personas, en el municipio paulista Taboão da Serra, todas sin incidentes.

Asimismo, unos 1.600 policías se habían movilizado en Salvador a la espera de una marcha convocada por el Movimiento Passe Livre, que, no obstante, juntó sólo 250 personas.

A la vez, unas 120 personas mantenían ocupada esta noche la sede de la legislatura municipal de Belo Horizonte y reclamaban la presencia del alcalde Marcio Lacerda, después de que fracasara una reunión entre representantes de los manifestantes y dos emisarios del funcionario.

Paralelamente, sorprendió la difusión, esta mañana, de una encuesta privada según la cual la caída de la popularidad de la presidenta Dilma Rousseff, a causa de las masivas protestas callejeras de las últimas tres semanas, la relegó como favorita para las elecciones de 2014 en beneficio de su antecesor y correligionario, Luiz Lula da Silva.

Si Rousseff se postulara a la reelección, ganaría en primera vuelta con 30 por ciento de los votos y debería ir a balotaje con la ecologista Marina Silva -quien fue ministra de Lula-, que obtendría 23 por ciento, y quedaría sin chances el socialdemócrata Aécio Neves, con 17 por ciento.

En tanto, si el candidato oficialista fuera Lula, tampoco evitaría el balotaje pero llegaría a él con notoria ventaja, al imponerse en primera vuelta con 46 por ciento, contra 19 por ciento de Silva y 14 por ciento de Neves.

La encuesta, publicada hoy por Folha de Sao Paulo, fue elaborada por su vinculado Instituto Datafolha, el mismo que ayer divulgó otro sondeo según el cual, a causa de las protestas, la popularidad de Rousseff perdió 27 puntos, de 57 a 30 por ciento, en las últimas tres semanas, consignaron las agencias ANSA y DPA.

Lula, quien se encuentra en Adis Abeba, opinó que “es saludable” la ola de protestas pero no se pronunció sobre la cuestión electoral”.

“Existe en Brasil mucho movimiento, marchas y protestas; qué feliz es el país que tiene un pueblo que tiene libertad para manifestarse”, dijo el exmandatario, según un comunicado del Instituto Lula.

En cambio, la ministra de la Casa Civil (jefa del gabinete) y dirigente del Partido de los Trabajadores (PT) gobernante, Gleisi Hoffmann, defendió terminantemente la aspiración de Rousseff a ser reelecta: “Lula no es candidato; la presidenta es nuestra candidata”, respondió, consultada sobre la encuesta difundida hoy.

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