Por orden de la justicia de Tucumán se excavó en una vivienda donde funcionó una whiskería de la «zona roja» de la capital riojana, en busca de restos óseos de la joven desaparecida hace 11 años.

El jefe de la División Trata de Personas, comisario mayor Horacio Banegas, dijo a Télam que excavaron unos tres metros «en lo que sería un pozo ciego o de baño», pero que «los resultados fueron negativos».

Ese fue «el único lugar» que la justicia tucumana ordenó revisar y allí «se excavó por más de cinco horas. Ahora sólo resta que se remitan los informes de las medidas ordenadas al magistrado interviniente, con los resultados», dijo Benegas.

El procedimiento fue presenciado por testigos; los abogados de la fundación «María de los Angeles», Carlos Garmendia y José D`Antona, y el jefe de Trata de Personas de la policía de Tucumán, Julio Fernández.

También estuvieron los dueños de la casa, quienes dijeron que se la compraron hace unos cinco años a Irma `Liliana` Medina, ya fallecida, que regenteaba prostíbulos.

Garmendia manifestó a Télam que la excavación se realizó «en una vivienda que daría al fondo de lo que eran los prostíbulos» de Medina.

«A pesar de que no se encontraron restos óseos a nosotros nos sirvió de mucho porque pudimos recabar más datos muy interesantes sobre lo que pasa actualmente en este lugar».

Allí lotean «terrenos que están siendo vendidos por parte del `Chenga` José Gómez y de otros de los acusados y que pertenece a la banda de apellido Luna, lo que llama la atención ya que en el juicio dijeron que eran pobres y tampoco figuran en los registros inmobiliarios que tengan propiedades a su nombre», advirtió.

Los vecinos, dijo, contaron que «días atrás el «Chenga» Gómez vino a vender unos lotes en el sector y Luna también; pero hay otra cosa que es que el propietario de la vivienda se la compró a Medina durante el juicio y se lo iba pagando en cuotas».

Pero «en el boleto de compraventa no figura la cláusula de por qué es uno el dueño del inmueble y la venta se hizo junto con el abogado defensor de los Gómez, Jorge Cáceres, por lo cual no sabemos en calidad de qué están vendiendo estos lotes», planteó el abogado.

D’Antona, su colega en la Fundación que dirige Susana Trimarco, madre de Marita, explicó que el pozo excavado posee «una tapa de 2,50 por 2,50 metros, con un encofrado clásico para baño, pero no tiene ninguna conexión para funcionar como tal y además está rellenado».

«Estamos viendo ahora cómo muchos datos que se ventilaron durante el juicio en Tucumán se están corroborando en este lugar, con los vecinos que se acercaron y nos contaron, por lo cual podemos decir que todos los caminos nos conducen a La Rioja y a la familia Gómez», afirmó.

«Esta nueva excavación surge de las personas que se acercan permanentemente a brindar datos. Y hoy esos datos nos trajeron a este lugar por lo cual vemos que a partir de la muerte de Medina, la gente se está animando a hablar cada día más», apuntó.

Ahora «resta seguir recabando datos y si tenemos que volver lo haremos, como también lo haremos si nos dicen que Marita está en alguna otra provincia», aseveró D’Antona.

Marita desapareció el 3 de abril de 2002 cuando se dirigía a realizarse unos estudios médicos en la Maternidad de la capital tucumana. Desde ese día, su madre inició una intensa búsqueda y el caso se transformó en el emblema de la lucha contra la Trata de Personas.

El año pasado se realizó un juicio oral por la desaparición y el secuestro de la joven, pero luego de varios meses de debate los jueces de la Sala II de la Cámara Penal absolvieron a los 13 imputados, varios de ellos oriundos de la Rioja, en un polémico fallo.

Según Trimarco, Marita Verón fue secuestrada y llevada a La Rioja donde fue obligada a prostituirse. Las excavaciones se realizaron ante la posibilidad que la joven haya sido asesinada y enterrada en algún lugar de esa provincia.

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