El Vaticano es sinónimo de secrecía, intriga y poder. Pero existen algunos secretos expuestos a la vista de cualquier visitante, si saben dónde buscar.

La ciudad del Vaticano está constituido como un país, a pesar de que ocupa el territorio italiano; con menos de mil ciudadanos y sólo 110 acres, sin embargo, ha necesitado un presupuesto multimillonario para operar durante su historia –historia que, incluso para los no creyentes (y tal vez sobre todo para ellos) es una historia secreta que no carece de interés.

 

1. El exorcista está en sesión, ¿desea dejar un recado?

El Papa Juan Pablo II efectuó personalmente tres exorcismos durante su pontificado: esta es una ceremonia donde un representante de Jesucristo desaloja a un demonio del alma de un creyente. El Padre Gabriele Amorth es el jefe de exorcistas del Vaticamo, y afirma que el diablo es un ente ocupado: cada año supervisa a 350 exorcistas autorizados solamente en Italia, y realiza personalmente 300 exorcismos. El trabajo de Amorth también consiste en explicar la diferencia entre posesiones satánicas y enfermedades psiquiátricas.

 

2. Ladrón que roba ladrón

La ciudad del Vaticano tiene la tasa de crimen más alta del mundo, con 1.5 crímenes por habitante. Y no se trata de lavado de dinero, extorsión, chantaje de fe o tráfico de influencias y favores con el Gran Jefe (aunque la venta de indulgencias ha sido un gran negocio desde el Renacimiento): los carteristas encuentran en las grandes multitudes congregadas en la plaza de San Pedro la oportunidad perfecta para romper el séptimo mandamiento. Los ladrones no son procesados en el Vaticano, sino que son escoltados a la frontera italiana (el código legal del Vaticano está basado en el italiano, y además sólo tienen un juez y no hay prisiones.) En el 2007 el Vaticano se enfrentó a su primer arresto por posesión de drogas, cuando se encontró que un empleado tenía algunas onzas de cocaína en su lugar de trabajo.

 

3. Ego te absolvo

Dentro de la jerarquía de pecados, existen cinco que requieren la acción directa de un tribunal especial para ser absueltos.

La Penitenciaría Apostólica permaneció como un secreto durante más de ocho siglos, hasta que sus actividades fueron dadas a conocer por ellos mismos en el 2009. Tres de los cinco pecados que juzgan sólo pueden ser cometidos por miembros del clero: romper el sello de confesión, confesar a la propia pareja sexual y hombres que buscan ser ordenados sacerdotes pero han participado en abortos. Es interesante que el hecho de tener una “pareja sexual” y romper el voto de castidad no está considerado como un pecado tan grave como confesarlo, crimen llevado a la pantalla en Antichrist de Lars von Trier.

Los dos pecados restantes pueden ser cometidos por cualquier persona, y consisten en desacralizar la Eucaristía (para los católicos el pan y el vino son el cuerpo de Cristo, y no un refrigerio para un día de campo); el otro pecado consiste en tratar de matar al Papa, que no requiere mucha explicación adicional.

 

4. Puedes echar una ojeada al correo del Papa

Desde 1881, a iniciativa del Papa León XIII los archivos secretos del Vaticano fueron abiertos a los estudiosos, y con el tiempo se volvió más accesible. Básicamente cualquier persona puede revisar los documentos personales de los Papas de los últimos mil años, aunque con una pequeña trampa: debes saber lo que estás buscando. Después de todo es difícil mantener ordenadas 52 millas de documentos.

 

5. Vaticano 2.0

Si las instituciones anacrónicas no trataran de mantenerse vigentes, no podrían seguir existiendo. El Vaticano se adapta a los tiempos, y durante el papado de Benedicto XVI la tecnología digital comenzó a tomar un rol más importante. Poco antes de renunciar, el Papa comenzó a tuitear desde la cuenta @Pontifex, y diariamente alimentaba bases de datos con mensajes de texto de sus homilías, llegando a miles de suscriptores alrededor del mundo. También cuentan con su propio canal de YouTube y versiones en varias lenguas de libros de oraciones listas para descargarse en dispositivos móviles. El Vaticano también ha mostrado una disposición eco-friendly al instalar paneles solares en los techos de algunos edificios.

 

6. Porque Dios no puede cuidar todo…

Ningún guardaespaldas de película ha sido más fiel que la guardia suiza: durante el saqueo de Roma en 1527, cientos murieron para cubrir el escape del Papa Clemente VII. Y aunque asociamos a Suiza con chocolate, montañas, banqueros corruptos y una posición neutral en todas las guerras modernas (de ahí el auge de banqueros corruptos), en el siglo XVI tenía uno de los mejores ejércitos del mundo. El uniforme renacentista de carnaval que usa la guardia suiza es sólo para ceremonias: hoy en día está formado por cientos de profesionales armados con la tecnología más moderna.

 

7. Propinas de la mafia

La mañana del 29 de septiembre de 1978 el Papa Juan Pablo I fue encontrado muerto en su habitación, sólo 33 días después de haber comenzado en el cargo. No se llevó a cabo ninguna autopsia y las autoridades del Vaticano afirmaron que había sufrido un ataque cardiaco, pero las sospechas de que se trató de un ajuste de cuentas con otra poderosa organización delictiva, la mafia siciliana, se aguzaron. De hecho el tema estaba de tal modo en el aire que El Padrino III muestra una versión ficticia de estas negociaciones de riesgo.

 

En 1982 el presidente del banco del Vaticano, el Padre Paul Marcinkus, renunció luego de un escándalo que ligó las sagradas finanzas con la Mafia. Aunque pagaron más de $200 millones de dólares en compensaciones, Marcinkus nunca fue procesado y terminó sus días plácidamente en un rancho de Arizona en 1990. Porque lucrar con la fe es un crimen que paga.

 

8. No existe un vice-Papa

Hasta Benedicto XVI ningún Papa había renunciado a su cargo en 500 años. Se espera que el sumo pontífice asuma su trabajo de embajador de Dios en la Tierra hasta que muera, aunque eso implique el lamentable espectáculo de hacer que un adulto mayor se quede dormido en las ceremonias oficiales, como ocurría de manera cotidiana con Juan Pablo II. ¿Entonces qué hacer? Para casos así no hay una respuesta clara. Un cardenal puede tomar parte de las responsabilidades del Papa como jefe de Estado, pero las ceremonias que deben ser encabezadas por el Papa requieren su presencia, en el estado que sea. En algunos pasos simplemente se cancelan y listo.

 

9. La economía del souvenir

El Vaticano necesita cientos de millones de dólares al año para operar sedes internacionales, los viajes del Papa, el mantenimiento de catedrales y la manutención de escuelas, iglesias y hospitales. ¿De dónde viene el dinero? Ciertamente no del diezmo que las iglesias locales obligan a pagar a sus feligreses (aunque obtienen en donaciones al menos $100 millones de dólares al año). Existe una canasta de donaciones más lucrativa: libros, museos, estampillas y parafernalia santa forman parte de la disneyficación del Vaticano, pues el turismo atrae a millones de personas a la ciudad cada año. Y a sus billeteras.

 

10. Caterva carissima mea est Cimictus

Fuera de los filólogos y los romanos del siglo V, nadie habla latín en el mundo –aunque eso no impedía que el Papa Benedicto XVI sostuviera conversaciones informales en esta lengua aparentemente muerta. De hecho, el banco del Vaticano es el único banco del mundo que permite configurar sus cajeros automáticos para responder a transacciones en latín. La Fundación Latina del Vaticano ha tratado de mantender viva esta lengua, traduciendo frases o términos modernos a la lengua de Cicerón: así, para decirle al Papa que es la “hora pico” uno dice tempus maximae frequentiae.

 

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