Tras las elecciones, Ciudadanos se convirtió en la primera minoría aunque los votos no le alcancen para formar gobierno, con el riesgo de que se repita la misma alianza que provocó la crisis separatista y la intervención de Madrid. La participación superó el 80 por ciento del padrón.

Los catalanes acudieron a las urnas para elegir un nuevo parlamento tras la intervención del gobierno de Mariano Rajoy hace un mes y medio. Ciudadanos, un partido de derecha liberal, se impone como primera minoría, pero la suma de las bancas obtenidas por las fuerzas independentistas podría reeditar un pacto de gobierno como el que llevó a la aplicación del artículo 155 de la Constitución de España.

Ciudadanos, que junto con el Partido Popular y el Partido Socialista se opuso desde un primer momento al secesionismo planteado por el destituido presidente catalán Carles Puigdemont, obtuvo hoy el 25 por ciento de los votos en una elección que registró una participación del 81,94 por ciento, una cifra altísima, superior al promedio del 70 o 75 por ciento en elecciones optativas. En 2015, la participación había sido del 74 por ciento.

Con su victoria, Ciudadanos se alza con 37 de las 135 bancas del Parlament, lejos de los 68 escaños necesarios para formar gobierno y que abre las puertas otra vez a los los independentistas. Junts Per Catalunya (JxC), la fuerza de Puigdemont (exiliado en Bruselas tras el 155 y los arrestos de integrantes de su gobierno), logra el 21,7 de los votos, que representan 34 bancas. Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) llega a 21,4 por ciento y a 32 escaños. Juntos quedan a dos bancas de formar gobierno, oportunidad que puede aprovechar Candidatura de Unidad Popular (CUP), el grupo más radicalizado entre los que quieren la separación de España, que obtuvo 4 bancas. Pierde 6 diputados respecto de la elección de 2015, pero sería clave para un gobierno tripartito con JxC y ERC.

El anterior gobierno tenía a 72 bancas: las 62 de la alianza de JxC y ERC, conocida como Junts pel Si, y las 10 de la CUP. Dos años más tarde, los mismos actores, por separado, suman 70, dos menos, pero les alcanza para lograr el control del Parlament y formar gobierno.

Detrás de Ciudadanos, JxC y ERC se ubicaron los socialistas, con casi el 14 por ciento de los votos, y 17 bancas. El PP, que tenía 11 bancas, pierde 8 y se queda con el 4,22 por ciento de los votos. Catalunya en Comú, la alianza entre la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y Podemos, obtuvo el 7 por ciento de los sufragios y consiguió 8 bancas. Se trata de un grupo crítico de la intervención pero también del independentismo y del manejo de Puigdemont de la crisis, que se desencadenó a comienzos de septiembre cuando el Parlament aprobó la iniciativa de JxSi y la CUP para realizar un referéndum independentista el 1 de octubre.

El Tribunal Constitucional consideró la convocatoria fuera de la ley. Puigdemont proclamó «la independencia simbólica» en base a los resultados de esa votación y Rajoy respondió con la suspensión de la autonomía. El presidente catalán se radicó en Bruselas con cuatro de sus ministros mientras su vice, Oriol Junqueras, de ERC, era detenido junto con otros miembros del depuesto gobierno.

Tras los comicios de la jornada llegaron las primeras evaluaciones. «Por primera vez ha ganado las elecciones un partido constitucionalista en Cataluña», celebró Inés Arrimadas, la líder de Ciudadanos que aspira a ser la primera mujer en encabezar el gobierno catalán.  «Un millón cien mil valientes han lanzado un mensaje al mundo, y es que la mayoría social en Cataluña se siente catalana, española y europea y va a seguir siéndolo. La mayoría social en Cataluña está a favor de la unión», agregó.

Por su parte, Xavier García Albiol, candidato del PP, reconoció que “es un mal resultado” para su partido y que ven “con preocupación el futuro político y social de Cataluña”. Al mismo tiempo, Carles Riera, de la CUP, no dudó en decir que “la república del 1 de octubre ha ganado claramente estas elecciones”.

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