De ser un especialista en vetar o avalar expedientes administrativos, experto en números y caja siempre recluido en su cueva y un cero a la izquierda en política, hoy sacó la cabeza y se convirtió en un eximio arquitecto del PJ

 En principio se estipulaba que el gobernador convocaría a elecciones en octubre, sin embargo el mismo se tomará el tiempo para darle publicidad al nuevo sistema electoral, decretando la convocatoria en noviembre para realizar los comicios generales en marzo y las primarias en marzo.

La reforma electoral de la provincia sigue dando de qué hablar. Un complejo e íntegro proyecto de ley que deroga por completo la afamada “Ley Castrillón”, denominada así en alusión al autor del mismo, el hoy presidente del Superior Tribunal de Justicia, Emilio Castrillón.

La iniciativa inicialmente denominada por este Portal como «Ley Romero”, debido a que la autoría intelectual de la misma es atribuida a la ministra de Gobierno y Justicia, Rosario Romero.

Sin embargo, más tarde circularon afirmaciones sobre vetos y desmentidas de la mayoría de artículos de esta ley, ante lo cual la propia ministra manifestó que el secretario legal y técnico, Gervasio Laporte, hizo aportes que enriquecieron el proyecto, por lo que varió su denominación y pasó a llamarse “Romero-Laporte”.

Así, Laporte siempre fue un especialista en vetar o avalar expedientes administrativos, experto en números y caja, recluido en su cueva de la Casa Gris, como se conoce en los mentideros y un cero a la izquierda en política, que no ha participado en actos, que nunca movilizó, de quien la mayoría de la militancia considera que no le interesa la política.

Es más, el funcionario siempre se jactó, tras 30 años en la administración, de que su función en el gobierno eran los trámites administrativos, el veto o aval de los expedientes y experto en números y caja.

Por eso sorprendió a propios y extraños que pasara de ese perfil a asomar la cabeza y convertirse en uno de los eximios arquitectos del PJ.

Con esto, Laporte hizo todo el mérito para ascender y se le otorgue el título de “bandido de la política”, un honor a los que acceden muy pocos.

El proyecto de ley la semana que viene ingresará a la cámara de origen y que estará suscripto por el gobernador Gustavo Bordet, poniéndose así al estudio de la Legislatura.

En la Cámara, más allá del debate y de algunos cacareos, se aprobará finalmente la ley “Romero-Laporte” en julio de este año, por lo que el gobernador accederá la sanción definitiva para el mundial.

Por lo que se avizora entre los mentideros políticos ninguno de los legisladores de Cambiemos tendrá algún problema en levantar la mano, lo mismo sucederá con los del PJ, ya que, más allá de algunos anuncios públicos de desacuerdos y amagues, no existen espuelas y uñas para resistir.

Frente a esto, y a pesar de algunos arañazos, la ley Romero-Laporte sale o sale como la propone el Ejecutivo Provincial.

Una Ley que a rangos generales reforma por completo el sistema electoral tal como lo conocemos y que se debatirá, aprobará y sancionará en el mes de julio y que saldrá con moño y todo.

Con la misma el gobernador Bordet tendrá las herramientas necesarias para llamar a elecciones a través del decreto de convocatoria en noviembre.

Entre julio y la publicación de ese decreto, Bordet tendrá un margen de tres meses para dar a conocer a la ciudadanía entrerriana la nueva forma del acto comicial.

No hay que olvidarse que una de las grandes incorporaciones de la iniciativa legislativa y que debutará en Entre Ríos es la boleta única de papel, la cual conllevará un plazo prudente de aprendizaje para que los electores entrerrianos comprendan esta nueva forma de elegir autoridades provinciales.

Un periodo que el gobierno se tomará para abundar con spot publicitarios del nuevo acto eleccionario en los canales de televisión, las radios y los portales digitales de toda la provincia, como también en las distintas redes sociales.

El sistema imita por completo al vigente en la provincia de Santa Fe, en el que es el elector quien marca el candidato que prefiere, es decir, se elimina la boleta como la conocemos, denominada sábana, en la cual el elector debía optar por toda una lista de candidatos a diferentes cargos y si alguno no le gustaba o prefería uno de otro partido estaba obligado a cortarlo y adicionar su preferido.

Frente a esta nueva forma de elección, se abre un nuevo abanico de funciones para los militantes partidarios, los cuales cotizarán en bolsa ya que serán sumamente necesarios no solo para llevar casa por casa la propuesta de sus candidatos, sino también para capacitar al elector en este novedoso para la provincia acto comicial.

Con la nueva ley electoral sancionada y con tres meses iniciales de publicidad de la operatoria de la boleta única de papel, el próximo paso del gobernador será llamar a elecciones a través de un decreto de convocatoria, el cual, conforme a la normativa electoral vigente en la provincia, deberá publicarse en noviembre.

El argumento de dicho plazo no es otro que las disposiciones de la ley, que indica un plazo máximo de 120 días de antelación al día de las elecciones.

Es un hecho que las elecciones primarias, salvo alguna ligera modificación, se realicen en el mes de marzo del 2019, estimándose para mayo del mismo año, es decir, a los 60 días posteriores, se lleven a cabo las generales.

De esta manera, la provincia de Entre Ríos llegará a las elecciones nacionales, donde se elegirán presidente, diputados nacionales y senadores nacionales, con sus autoridades provinciales electas.

Con la nueva ley vigente, las elecciones, primarias y generales, como se mencionó, se realizarán como en Santa Fe, con la boleta única de papel, lo cual, una vez conocidos los resultados de las generales, en la provincia se puede dar un precedente sin parangón.

Una entrerrianía que en el 2019 podrá tener un gobernador de un color político y una mayoría de diputados de otro color político.

Como ejemplo, Bordet podría ser electo gobernador y gobernar con la mayoría de la cámara de diputados de Cambiemos, o, en otro escenario menos probable, que el gobernador electo sea Frigerio mientras que la cámara Baja sea en su mayoría Justicialista.

Esa posibilidad, según algunos conocedores, podría generar una extensa discusión ya que colisionaría con la denominada “cláusula de gobernabilidad” dispuesta en la constitución provincial en el artículo 91.

Más allá de esto, lo cierto es que el escenario es posible ya que la candidatura a diputados se votará en una boleta aparte, como también lo harán las categorías a gobernador, senadores, intendente y concejales.

En diputados, conforme a aquel artículo constitucional, la mayoría en la cámara baja provincial está compuesta por 18 diputados, es decir, la mitad de 34 –total de bancas- más uno.

Distinto es el caso de las minorías, que se integran a través del denominado sistema D´Hont, aunque en sentido impuro ya que existe un mínimo de porcentaje de votos válidos que la lista debe sortear para poder entrar en la carrera hacia la banca.

Con la reforma electoral se prevé un importante cambio para las minorías, estableciéndose si el sistema D ´Hont, pero el denominado puro, es decir, que se eliminaría el requisito de aquel porcentaje mínimo, habilitando a los partidos con menos cantidad de votos a pelear, si las circunstancias lo permiten, alguna banca.

Recordemos que el sistema lo ideó en 1878 el jurista belga Victor D´Hont y dicho método permite obtener el número de cargos electos en proporción a los votos conseguidos por las candidaturas.

Aunque muchos países utilizan este método, en la Argentina se comenzó a implementar en el año 1957, cuando fue derrocado Juan Domingo Perón y accedió a la presidencia Arturo Frondizi, luego del golpe militar.

Un método que al regir en el país se le puso el tope del 3%, conociéndose entonces como impuro debido a que el original nunca llevó un piso mínimo porcentual que habilite los candidatos a acceder al cargo.

Con la reforma electoral entrerriana se pasaría a aplicar este método como D´Hont lo trajo al mundo, es decir, sin ningún tipo de límite, lo cual seguramente será bienvenido por los partidos políticos más pequeños.

La reforma electoral propuesta desarticulará por completo la idea que algún que otro dirigente justicialista ha mencionado como necesaria y oportuna a implementar para otorgarle chances al peronismo provincial, como lo es la afamada “ley de lemas”.

Un sistema que también fue aplicado en Santa Fe, pero que luego fue dejado sin efecto para darle paso a la boleta única de papel.

Mediante dicho procedimiento, los lemas están constituidos por los sellos partidarios o alianzas, en el caso de Entre Ríos, un lema lo constituiría, en el escenario actual, el PJ, otro lema, Cambiemos, otro el Socialismo, por ejemplo.

Cada lema a su vez está dividido en sublemas, estos sublemas están representados por los nombres de los candidatos de dicho partido para la misma categoría, así, por ejemplo, dentro del lema PJ, un sublema sería Gustavo Bordet.

Con este sistema, todos los sublemas de un mismo lema, finalmente suman al lema, es decir, se realiza la sumatoria de los votos obtenidos por cada uno de los sublemas y el total representa el resultado del lema, accediendo al triunfo el sublema más votado al cual se le adicionan los votos obtenidos por el resto de los sublemas.

Un método que, si se piensa en el argumento mencionado por el cual se incrementarían las chances en las elecciones al peronismo provincial, solamente serviría si como sublemas el PJ llevara como candidatos a gobernador a figuras fuertes, como lo son Gustavo Bordet, Julio Solanas, Adán Bahl, Enrique Cresto, Martin Piaggio y José Laurito, por ejemplo, quienes, en su conjunto se enfrentarían a un lema, también por ejemplo, denominado “Cambiemos” que llevaría como sublemas a las figuras de Rogelio Frigerio, Atilio Bendetti, Fabian Rogel, Sergio Varisco y pedro Galimberti.

Sin embargo esto no sucedería ni va a suceder, ya que resulta imposible que Solanas, Bahl, Cresto, Piaggio y Lauritto se inmolen por Bordet.

Hoy el panorama es distinto y los candidatos que se disputarán la interna peronista, sin ofender a nadie, no presentan magnitud tal como para disputarle el poder a candidatos de la talla de Frigerio, Benedetti, Galimberti.

En el justicialismo, ya lanzados, al menos existen pintadas en varias localidades indicando su pretensión para el 2019 y que le disputarán internamente la reelección a Bordet, se encuentran Gerardo González y Tania Acebal.

Sin desmerecer ni con ánimo de que ninguno se irrite, solamente con el dato objetivo de los votos obtenidos por ambos en las pasadas legislativas, ninguno obtendría el caudal suficiente de votos para otorgarle una victoria al PJ, con el agravante de que Cambiemos barrería de un plumazo al peronismo entrerriano, fracasando rotundamente el método de los lemas y sublemas como algunos proponen.

Más allá de esto, lo cierto es que la semana próxima ingresará a la Legislatura el proyecto de ley implementando un nuevo sistema electoral, en el cual, entre sus disposiciones más importantes no solo se encuentra la implementación de la boleta única de papel, sino también la posibilidad de un panorama inédito en la provincia para el 2019.

Una ley que, así como pasó a la historia su antecesora Ley Castrillón, quedará en los libros con el nombre “Romero-Laporte”, en alusión a la ministra de Gobierno, autora inicial del proyecto y el secretario legal y técnico, quien, al decir de esta, realizó numerosos aportes que lo enriquecieron.

Así, Laporte de ser un especialista en vetar o avalar expedientes administrativos, experto en números y caja, siempre recluido en su cueva de la Casa Gris, un cero a la izquierda en política, que no ha participado en actos, que nunca movilizó, a quien la mayoría considera que no le interesa la política, y que siempre se jactó, tras 30 años en la administración, de que su función en el gobierno era los trámites administrativos, el veto o aval de los expedientes, pasó a sorprender a propios y extraños porque sacó la cabeza y se convierte en uno de los eximios arquitectos del PJ.

Con esto, Laporte, hizo todo el mérito para ascender y se le otorgue el título de “bandido de la política”, un honor a los que acceden muy pocos.

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