La canciller alemana Angela Merkel recibió al líder francés Emmanuel Macron

Macron quiere relanzar la UE con sus dos proyectos estrella: la creación de un presupuesto común de la Eurozona y de la figura de un ministro de Finanzas europeo. Merkel se mostró conciliadora y señaló que Berlín y París lograrán un buen acuerdo.

La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente de Francia, Emmanuel Macron, reafirmaron ayer la voluntad de superar sus diferencias para elaborar las esperadas propuestas para reformar la Unión Europea antes de la cumbre del bloque a finales de junio, pero dejaron en claro que será una tarea ardua.

“Necesitamos un debate abierto y al final la capacidad de hacer concesiones”, dijo la mandataria germana antes de iniciar una reunión de trabajo en Berlín. Macron alertó en tono grave que Europa se encuentra ante una encrucijada. “Estamos viviendo un momento de la aventura europea que es verdaderamente único”, dijo y enumeró entre los principales desafíos los problemas comerciales, así como los cambios tecnológico y climático.

“También dentro de nuestros Estados surgen dudas y visiones muy nacionalistas”, advirtió el mandatario. “Este momento es absolutamente decisivo para el futuro de Europa”, dijo el político liberal en una visita en la que buscaba ganarse el favor de Merkel para sus grandes proyectos de reformas.

En Berlín, persisten los reparos hacia las propuestas de Macron para relanzar la Unión Europea, especialmente hacia sus dos proyectos estrella, la creación de un presupuesto común de la eurozona y de la figura de un ministro de Finanzas europeo. Merkel escogió un marco simbólico para recibir por segunda vez al líder francés, la obra en construcción del Palacio Imperial de Berlín reconvertido en un centro cultural, el Foro Humboldt, un antiguo palacio prusiano que fue bombardeado en la Segunda Guerra Mundial y ahora está siendo reconstruido, tal como la Europa que Merkel y Macron quieren refundar.

Merkel se mostró conciliadora y señaló que Berlín y París aportaría distintos aspectos que en suma se traducirían en buenos resultados.

Hace poco más de un año, Merkel citó a Hermann Hesse durante la primera visita de Macron como presidente: “En cada comienzo se vive una magia interna”. Preguntada ayer sobre si la magia seguía existiendo, se mostró optimista. “Cuando formulé esa cita aún no sabía que demoraría tanto la formación de gobierno. Por eso hemos conservado un poco la magia y la hemos dejado aparcada un par de meses. Pero ahora está volviendo”, expresó Merkel, que necesitó más de medio año para reeditar su anterior alianza gubernamental con el Partido Socialdemócrata. Sin embargo, la canciller no se mostró entusiasta cuando Macron exponía sus visiones para Europa y sus miradas casi no se cruzaron durante la rueda de prensa.

Entre los temas que precisan ser reformados, Merkel mencionó la política de asilo europeo, la política exterior común y la profundización de la unión monetaria y la unión bancaria, dos puntos en los que divergen las posturas de alemanes y franceses. Mientras que Merkel hizo hincapié en la responsabilidad de los Estados por mejorar su competitividad, Macron apeló a la solidaridad de los países más ricos. “Ninguna unión monetaria puede vivir sin elementos de convergencia”, sostuvo el jefe de Estado galo.

“La solidaridad no funciona si no se asume la responsabilidad, pero no podemos avanzar sin la solidaridad que fortalezca la base” para la convergencia económica, continuó.

Macron ha propuesto reformar ampliamente las estructuras de la UE tras la futura salida del Reino Unido con propuestas como la creación de un presupuesto para la zona euro y la figura de un ministro único de Finanzas.

Merkel es más reacia a promover una reestructuración de calado, en parte frenada por sus conservadores, que temen que una mayor integración reste poder de decisión a Alemania.

Ambos mandatarios se mostraron dispuestos a dar un nuevo impulso al eje franco-alemán y avanzar con reformas para impedir que los populistas de derecha cosechen grandes éxitos en las elecciones europeas de mayo de 2019.

Los dos líderes aseguraron que hablarán con una voz y abordarán los temas espinosos en sus visitas al presidente estadounidense Donald Trump. “Estamos en un momento en el que también hay diferencias”, admitió Merkel. Pero pese a estas divergencias, defendió firmemente la alianza transatlántica, que calificó de “gran tesoro”.

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