La policía reprimió una medida de fuerza en el subte y detuvo a 16 metrodelegados, incluyendo al secretario Néstor Segovia.
La Policía de la Ciudad reprimió con gas pimienta y palos y sin orden judicial a los trabajadores del subte que reclamaban la reapertura de la paritaria. Fueron detenidos 16 metrodelegados y las suspensiones ya llegan a 150
A poco de finalizar la medida de fuerza en el subte, la guardia de infantería irrumpió con gas pimienta y palos y sin orden de un juez. A los detenidos se los llevaron a la comisaría de Barracas, donde también reprimieron.

Faltaban cuarenta minutos para el final de un paro en dos horas de las líneas del subte cuando la guardia de infantería, actuando “de oficio”, ingresó a la estación Las Heras de la línea H a desalojar el reclamo. Con gas pimienta y palos, la policía cargó contra los trabajadores en conflicto. Luego se llevó a 16 metrodelegados detenidos. El comisario a cargo del operativo no tenía órdenes de un juez, por lo que una vez que los arrestados fueron trasladados a dos comisarías, el problema pasó a ser cómo encontrar en tribunales quién aceptara dar curso a un expediente: y todo indica que no fue fácil, ya que los detenidos quedaron más de tres horas arriba de las combis, estacionados en un playón, sin que pudieran ingresarlos a las dependencias policiales. Finalmente, tomaron intervención tres fiscalías contravencionales. Así de bizarro fue el operativo policial que tuvo como efecto automático la escalada del conflicto: los trabajadores de las seis líneas del subte y el premetro se declararon en paro total. Todo esto, por una discusión que –al menos en su principal argumento–  parecería estar saldada: el tema es establecer si un 15 por ciento de aumento salarial podrá ser equiparable a la inflación del año.

Para el gobierno de la Ciudad, la huelga en el subte –tanto los paros parciales que venían realizando hasta ayer como el paro total convocado tras la represión– es “irracional” e “ilegal” porque el 15,2 por ciento en tres cuotas que otorgó en la paritaria al sector “no ha sido superado todavía” por la suba de los precios.

Esta calificación fue hecha por el jefe de gabinete porteño, Felipe Miguel, en conferencia de prensa que convocó por la Ciudad tras las detenciones. En este sentido, el funcionario anunció que la CABA abrirá una lista de conductores para que mantengan funcionando el subte si sus trabajadores vuelven a parar. Aunque no fue dictada una ilegalidad del paro, todo el escenario quedó montado para esto (ver página 2).

Metrovías, completando el mensaje, mandó nuevos telegramas de suspensión a los trabajadores. Ratificó de esta manera que su postura seguirá siendo sancionar a los que adhieran a las protestas. Las primera suspensiones, enviadas el domingo de la semana pasada, habían tenido como excusa la participación de los 70 suspendidos en la apertura de molinetes, un modo de reclamo que no afecta el funcionamiento del servicio. Esas sanciones llevaron a los metrodelegados a pasar a los paros, aunque turnándolos en  por dos líneas por vez. Ahora, con la nueva tanda de telegramas, el número de suspendidos ya llegó a 150. Y el discurso de los funcionarios remarca que los que están parando no hacen huelga, sino que cometen un delito: hay un acuerdo paritario firmado con la Unión Tranviarios Automotor (UTA) y los trabajadores del subte deben aceptarlo.

Compulsas

La Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y el Premetro (AGTSyP) es el gremio que desde principios del siglo organiza la vida sindical en los subterráneos. Sin embargo no tiene en este momento reconocimiento oficial para negociar en las paritarias con Metrovías y el gobierno porteño (dueño de los trenes a través de Sbase). La personería gremial está en manos de la Unión Tranviaria Automotor (UTA).

Si bien ambas organizaciones pasaron por una compulsa de afiliados que la AGTSyP ganó, logrando ser reconocida sobre el final de la gestión kirchnerista, la UTA impugnó el proceso, y este año recuperó para sí el sello de sindicato “oficial”. El motivo para la impugnación fue técnico, una alegación sobre que no había sido correctamente notificada.

El de los choferes de colectivos es uno de los gremios que firmaron acuerdos paritarios en sintonía con el techo impuesto por la Casa Rosada. Sin dudas, una organización con la que Cambiemos logra mejor sintonía que con la AGTSyP. Unos meses atrás, la Corte Suprema de Justicia despejó el camino en esta dirección, al dictar un fallo que hizo lugar a la impugnación de la UTA, que finalmente, en la negociación salarial, firmó un acuerdo paritario del 15,2 por ciento, pagadero en tres cuotas. Este acuerdo incluyó una cláusula por la que a todos trabajadores, afiliados o no, se les pasó a descontar además el 1 por ciento de sus sueldos, en carácter de aporte “solidario” al sindicato.

Así comenzó este conflicto en reclamo de una mejor oferta, que pasó por varios tramos. Los metrodelegados hicieron una campaña de difusión, luego empezaron con la apertura de molinetes permitiendo viajar gratis a los usuarios –a los que convidaron con café y folletos–. Así llegaron a los paros parciales –en dos líneas por vez, y por medio día–, en los que estaban ayer.

Ostentación

“Fue una cosa de principios de siglo: estaban los compañeros ejerciendo el derecho constitucional a la huelga y entraron a los palazos para tratar de sacarlos. No se entiende ni siquiera para qué, porque no había nadie que pudiera manejar los trenes”, planteó el titular de la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro, Roberto Pianelli, en uno de los posteriores cruces con el Gobierno. “Somos trabajadores y el derecho a parar en reclamo de mejores salarios está garantizado por la Constitución Nacional. Es un derecho reconocido, exista o no un gremio. Y en nuestro caso, lo tenemos. Todos los años negociamos con la CABA salarios, incluso cuando el jefe de gobierno era Mauricio Macri. ¿Cómo explican que este año no nos quieran llamar?”.

El operativo hizo ostentación de la violencia. La policía actuó como si no le importara estar siendo grabada por decenas de manifestantes, mientras desalojaba a los manifestantes a los golpes o gaseándolos. Entre las preguntas que quedaron abiertas está la de si se trató de pura torpeza o de provocación. Porque con los subtes parados, las calles de la ciudad  colapsadas, en medio de una semana de protestas gremiales y sindicales (hoy sigue la marcha federal docente, el viernes está convocada una concentración contra el acuerdo con el FMI en el Obelisco, la semana próxima la marcha federal de las organizaciones sociales) es difícil creer que el malestar social no tocará a la Casa Rosada. O que no resquebrajará el marketing que sostiene todas las turbulencias económicas están bajo control y que para las sociales queda el diálogo. Ayer, hasta la CGT –a la que pertenece la UTA– repudió la represión y reconoció a los detenidos como representantes de sus compañeros de base. Incluso la propia UTA debió salir a  criticar lo ocurrido. Otros gremios, cercanos a los metrodelegados como ATE Capital y los gráficos, salieron a la calle. El espacio en las pantallas para que figuras políticas y sindicales expresaran sus críticas se ensanchó.

En los andenes vacíos de la Línea C, Juan Alberto Grippi, delegado, ensayó su respuesta con más preguntas. “No queríamos el paro total. Para nosotros era mejor abrir los molinetes, hablar con los usuarios. Encontramos que el pasajero entiende, porque él mismo la está pasando mal…  ¿Quién puede estar de acuerdo en un aumento a la baja en medio del tarifazo y la inflación? Por eso la represión descoloca: no sabría decir cuál es su inteligencia política”. Otros de sus compañeros, en la espera frente a la comisaría 30 de Barracas, donde se juntaron para reclamar que los detenidos fueron liberados también creían que el gobierno buscó forzarlos hacia un paro total para polarizar el conflicto y, eventualmente, avanzar con sanciones más fuertes.

Anoche, al cierre de esta edición, los arrestados eran traslados a la fiscalía de Beruti y Coronel Díaz para su indagatoria. Néstor Segovia, secretario adjunto de la AGTSyP, fue trasladado al hospital Argerich y liberado poc antes de la medianoche. Según explicó Andrea Forgueras, una de las letradas de la defensa, en la espera de horas dentro del camión celular no le permitieron acceder a un medicamento para la presión arterial.

Los cargos a los arrestados son resistencia a la autoridad y obstrucción de los servicios. Los abogados estimaban que a lo largo de la noche irían recuperando la libertad, ya que son delitos excarcelables. Los metrodelegados señalaron que el paro será levantado cuando todos estén fuera, aunque el conflicto quedará encendido por las nuevas suspensiones. En principio, apenas fue liberado, Segovia anunció para hoy que liberarán los molinetes de todas las líneas desde la mañana hasta las 12.

 

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