La antipatía por el lazo comercial con la Argentina y el Mercosur y la feroz apertura que promociona el futuro ministro de Economía Paulo Guedes implican un recorte del volumen de negocios para los exportadores locales, especialmente para el sector manufacturero.

Los principales lineamientos de la política económica que se espera del gobierno de Jair Bolsonaro representan malas noticias para la Argentina. En primer lugar, la antipatía por el lazo comercial con la Argentina y el Mercosur y la feroz apertura que promociona el futuro ministro de Economía, Paulo Guedes implican un recorte del volumen de negocios para los exportadores locales, especialmente para el sector manufacturero. En un plano más estructural, el programa de privatizaciones y de precarización de las condiciones de trabajo de parte de Bolsonaro y Guedes va a aumentar la presión local para aplicar ese tipo de medidas, con el argumento de que las inversiones extranjeras ahora preferirán un Brasil con mano de obra muy barata y extremadamente domesticada en lugar del modelo argentino. Sólo un shock positivo de inversiones que alimente el crecimiento en el país vecino podría tener tracción positiva por un tiempo en la economía nacional. De todas maneras, todavía hay incógnitas sobre el rumbo económico de Brasil.

“El impacto del programa de Bolsonaro sobre la Argentina va a depender del impacto sobre la propia economía de Brasil. Creo que hay dos opciones. Si el nuevo gobierno insiste con su planteo de campaña de eliminar el déficit fiscal y hacer un ajuste, cosa que dudo que haga, no sería de extrañar que lleven a la economía nuevamente a una recesión, lo cual tendría impacto negativo sobre la Argentina. Ahora bien, también pueden liberan fondos extrapresupuestarios y mejorar un poco el salario mínimo. Eso, junto a una mejora en el precio del petróleo puede dar un crecimiento de unos dos o tres puntos a la economía, lo cual no tendría demasiado impacto, ni para bien ni para mal, sobre Argentina”, indicó a PáginaI12 Eduardo Crespo, profesor de la Universidad Federal de Río de Janeiro.

“Para los mercados financieros, la nueva onda de privatizaciones sería una gran fiesta. Eso probablemente se imponga, con impacto macroeconómico difícil de estimar. En el terreno de la integración comercial, la idea de Guedes es bajar la intensidad de la relación con Argentina y encolumnarse con los Estados unidos. Podrían tratar de reflotar algún acuerdo tipo ALCA, algo que Macri también vería con buenos ojos seguramente. En líneas generales, creo que es una coalición inestable. La propia continuidad de Paulo Guedes es una incógnita y hay que ver el papel de los militares”.

La importancia de Brasil para la Argentina y la región es múltiple. Por el lado comercial, hacia Brasil se dirigen cerca de un tercio de las exportaciones totales de la Argentina y similar porcentaje de las importaciones provienen desde el país vecino. El peso de Brasil es todavía más grande en el caso de las exportaciones industriales, que concentran empleo de calidad en la economía local, como es el caso de las terminales automotrices, autopartistas y otros segmentos de la metalmecánica, rubros del plástico, química, neumáticos y alimentos y bebidas.

Pero además, el cambio del sistema previsional de reparto hacia uno de capitalización en Brasil, entre otras privatizaciones, la profundización de reformas laborales que apunten a una mayor precarización laboral y la aplicación de reformas impositivas en favor del gran capital corre el eje del debate económico en toda la región. El anhelo de los economistas heterodoxos de formar un gran mercado regional ampliado para salir a competir de manera coordinada queda desecho y emerge la búsqueda de la inserción individual basada en recursos naturales y mano de obra barata.

La ex secretaria de Comercio Exterior y actual directora de la consultora Radar, Paula Español, explicó a PáginaI12 que “el Mercosur es una integración comercial que requiere mucho trabajo. Hay una nutrida agenda comercial, de inversiones, compras públicas y fortalecimiento de lazos entre empresas. El desdén por ese trabajo conjunto va a implicar fuertes retrocesos. El gobierno de Bolsonaro va a priorizar acuerdos comerciales bilaterales con Estados Unidos y Europa y ahí profundizará la liberalización, la apertura comercial y mayor flexibilidad laboral. Que nuestro mayor socio comercial y vecino tenga esos lineamientos económicos es una mala noticia”. Español agrega que “en materia industrial el impacto es doble, se perderán referencias, beneficios paraarancelarios y la posibilidad de avanzar en plataformas productivas bilaterales”.

En septiembre se registró, después de 20 meses, el primer resultado comercial positivo para la Argentina en la relación con Brasil. El mes pasado, el superávit comercial fue de 314 millones de dólares, impulsado por el desplome de las importaciones. La consultora Ecolatina estima que el año cerrará con un déficit para la Argentina de 5500 millones de dólares, por debajo del rojo de 8300 millones registrado durante 2017. La mejora se explica por la crisis económica local, que deprime las importaciones.

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