La cumbre quedó ceñida por las tensiones entre los gobiernos de Trump y Xi Jinping y la falta de una resolución es la principal traba de un acuerdo de consenso entre los líderes.

La guerra comercial entre Estados Unidos y China, ambas potencias se aplican elevados aranceles sobre los productos que importan la una de la otra, acorrala a Mauricio Macri y el objetivo de Cambiemos de conseguir un documento consensuado entre todos los líderes del G20 corre riesgo. Un comunicado de la Casa Blanca donde involucraba a los gobiernos argentino y estadounidense con fuertes críticas a China provocó tensiones durante la primera jornada de la cumbre.

El canciller Jorge Faurie tuvo que desmentir a la vocera de Donald Trump, Sarah Huckabee Sanders, al negar que Argentina califique de «depredadora» la actividad económica de China. Luego de esa aclaración, llegó el momento de la foto de la familia previo al ingreso de los mandatarios a la sala de reunión en Costa Salguero. Una de las perlitas en la imagen, que también generó especulaciones, fue la proximidad de Macri con el lider chino, Xi Jinping y la separación, primer ministro de Japón mediante, con Trump.

«La foto reflejó, sin querer o por casualidad, el quiebre del orden internacional por la ausencia de Angela Merkel, la presencia solo de dos mujeres y las tensiones con el príncipe heredero de Arabia Saudita», analizó la ex embajadora argentina en Estados Unidos Cecilia Nahón en una entrevista que dio a El Destape.

Distintos obstáculos, no sólo el pleito entre estos dos países, sino también, dificultan un desarrollo fluido de la cumbre. «El G20 atraviesa una crisis por las fuertes disputas entre varios de sus miembros y la dificultad de construir consensos es notoria y va más allá del voluntarismo de Macri», comentó Nahón.

Más allá de los distintos obstáculos que entorpecen las negociaciones en la cumbre (el dilatamiento de un acuerdo entre Mercosur y Unión Europea, la presencia del príncipe saudí Mohámed bin Salmán y las tensiones ruso-estadounidenses, entre otros), sin dudas el pleito entre China y Estados Unidos se roba casi toda la atención. Para Nahón, el comunicado de la Casa Blanca «dejó al desnudo el apoyo estadounidense hacia el gobierno argentino, aunque este apoyo tiene su costo porque el gobierno de Trump lo quiere a Macri de su lado en el enfrentamiento que mantiene con China y no va a permitir un acercamiento entre él y Xi Jinping». Tajante en su análisis sobre lo que pasó y pueda llegar a ocurrir, lanzó: «Fue una marcada de cancha importante la que le hizo Estados Unidos, aunque también vale la pena aclarar que los chinos son jugadores de largo alcance y defienden sus intereses».

En cuanto al efecto que tiene sobre Argentina un desenlace positivo de las negociaciones entre China y Estados Unidos, el abogado especializado en derecho administrativo Martín Schapiro usó una cita que toma del politólogo Andrés Malamud: «Uno es es su financista (Estados Unidos) y el otro es su cliente (China)». En ese sentido, agregó: «Ese equilibrio es de enorme importancia sostenerlo y se dificulta si no hay una buena convivencia entre las dos potencias».

En referencia a la supuesta calificación que Argentina y Estados Unidos le dieron a China, según la Casa Blanca, el columnista del programa Un mundo de sensaciones (Futurök) consideró que «Argentina nunca usaría esa terminología con quien tiene una alianza estratégica integral». Y sumó: «Fue un aprovechamiento del gobierno norteamericano».

Pese a las tensiones, hay optimismo en que Estados Unidos y China no apliquen nuevos incrementos en los aranceles. Trump expresó que percibe «buenas señales» de su par chino para cerrar el conflicto. La economista Delfina Rossi evaluó, en diálogo con este medio, que «si hay un acuerdo es para frizar el nivel de aranceles que hay hoy y no escalar el conflicto».

Pero si no se resuelve, Rossi advirtió que «si no hay un compromiso comercial y un aumento del crédito global es difícil para Argentina crecer porque un mundo con tarifas e impuestos nos sirve, pero tenemos que garantizar que nuestros productos entren en otros países».

Por último, Rossi apuntó más allá de las bases de un eventual documento y pidió otro tipo de agenda para el G20. «Para ser un país desarrollado necesitamos que la guerra comercial baje su nivel de intensidad y que el G20 gobierne sobre la especulación financiera porque si Wall Street decide en qué país se invierte, quedamos a merced de los intereses privados«, reclamó.

Las tensiones entre China y Estados Unidos marcan la agenda de un G20 débil del que Macri busca aprovecharse para posicionarse frente al mundo y vender la «vuelta de Argentina al mundo», aunque en su gestión fue más para endeudarse que para conseguir inversiones.

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