La conmemoración en Egipto del cuadragésimo aniversario de la guerra de 1973 contra Israel estuvo marcada por una festiva manifestación oficialista en la plaza Tahrir y por larepresión del gobierno de facto que dejó al menos 44 islamistas muertos en las marchas opositoras en el resto del país.

La cifra de víctimas fue proporcionada por el director del departamento de Emergencias del Ministerio de Salud egipcio, Khaled Al Khatib, informó la agencia de noticias oficial Mena.

Según medios locales, más de 400 seguidores de los Hermanos Musulmanes fueron detenidos en todo el país, entre ellos 25 por presuntamente poseer armas de fabricación casera.

Un comunicado del Ministerio del Interior precisó que 243 «saboteadores» fueron detenidos en el centro de El Cairo, principalmente en los disturbios registrados en la plaza Ramsés y junto al Nilo, en tanto que otros 180 fueron arrestados en el barrio de Dokki y Giza, en la orilla occidental del río.

En tanto, los Hermanos Musulmanes responsabilizaron al jefe del Ejército y ministro de Defensa, Abdel Fattah al Sisi, y al ministro del Interior, Mohamed Ibrahim, por las muertes e instaron a una investigación internacional.

«Apelamos a todas las organizaciones de derechos humanos y a toda la gente libre y honesta en el mundo a condenar estos crímenes y a intentar frenar este derramamiento de sangre», indicó el partido Libertad y Justicia de los Hermanos Musulmanes en un comunicado en su sitio web que difunde la agencia de noticias DPA.

Las imágenes difundidas por la cadena de noticias qatarí Al Jazeera mostraron hoy, otra vez, una capital egipcia militarizada, con miles de islamistas levantando barricadas en las calles y con las columnas del humo de neumáticos quemados fundiéndose con las nubes de gases lacrimógenos lanzados por la policía militarizada.

La simbólica plaza Tahrir, donde las multitudinarias manifestaciones de los últimos años se concentraron y sellaron sus históricas victorias, amaneció totalmente acordonada y sólo se permitió el paso a los simpatizantes del gobierno de facto controlado por el general golpista Abdel Fattah Al Sisi.

A lo largo del día miles de personas entraron a la plaza, tras ser cuidadosamente registrados, para bailar y celebrar un nuevo aniversario de la guerra de 1973, tras la cual Egipto recuperó la Península del Sinaí, firmó la paz con Israel y selló su alianza incuestionable con Estados Unidos.

En los alrededores de la plaza, decenas de tanques y miles de policías patrullaron durante todo el día para evitar que los islamistas cumplieran con su objetivo de llegar a Tahrir para reclamar, una vez más, la vuelta del presidente islamista, democráticamente electo y derrocado un año después, Mohamed Mursi.

El vocero del presidente de facto, Adly Mansour, Ahmed al Muslimani, había advertido durante la mañana que «quien se manifieste en este aniversario contra el ejército, estará actuando como agente extranjero y no como activista», citado por la agencia EFE.

La represión comenzó temprano en Dalja, un pueblo al sur de El Cairo que fue un bastión islamista hasta que un mes atrás el gobierno de facto dio la orden de destruir los campamentos islamistas de protesta.

Una orden similar en El Cairo en agosto pasado había provocado una ola de violencia y represión que dejó más de mil muertos en menos de una semana y ante la impasible mirada del mundo entero.

Según la policía, los agentes abrieron fuego hoy contra los manifestantes cuando éstos intentaron irrumpir en la comisaría del pueblo.

Sin embargo, desde la página web de la Hermandad Musulmana, el movimiento islamista y sostén político y social de Mursi denunció que las fuerzas de seguridad reprimieron una marcha pacífica que reivindicaba al presidente derrocado.

Desde las ofensivas militares contra los campamentos islamistas de protestas en El Cairo en agosto pasado y la ola de represión que les siguió, y tras la detención de cerca de mil de sus dirigentes y militantes, la Hermandad Musulmana, parece haber perdido su capacidad de movilizar cientos de miles de personas.

Por eso la organización conservadora que pasó gran parte de las últimas décadas en la clandestinidad, aprovechó el cuadragésimo aniversario de la guerra de 1973, que en el mundo árabe se conoce como la Guerra de Octubre y en Israel como la Guerra de Yom Kippur, para intentar recuperar las calles de la capital.

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