El gobernador de Buenos Aires confirmó que pateará en contra de la Casa Rosada. Ya se habla de que empezó a militar la lista de Francisco de Narváez. De esta forma el mandatario entrerriano quedaría mejor parado en el plantel oficial.

Al parecer el gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, finalmente dio el paso al costado del kirchnerismo. Afirman que el ahogo financiero de la Rosada y el conflicto docente, donde los maestros no le aceptaron el 22,6 %, aceleraron la decisión. Cuentan que días atrás el ex vicepresidente de Néstor Kirchner, recibió en su quinta de Villa la Ñata a Eduardo Duhalde y Eduardo Amadeo. Allí les pidió a ambos que apoyaran la lista de De Narváez.

Fueron meses en los que el bonaerense intentó defenderse por un lado, y disputar una nueva línea dentro del kirchnerismo. Pero, rápidos de reflejos, altos funcionarios de la Casa Rosada comenzaron a bajarle el pulgar.

Y es que Scioli había empezado a crear su propia fuerza interna. Primero creando La Juan Domingo, una hinchada propia en el campo de juego de la política, similar a La Campora.

Más tarde se lo vería en un ‘picadito’ con el camionero Hugo Moyano -en junio de 2012-, devenido enemigo del gobierno nacional. Es cierto, los cambios de camiseta en la política son muy frecuentes pero esta vez no agradaron a Cristina Kirchner.

De un día para el otro, Scioli viviría la frustración de aquellos jugadores a los que el DT les da la espalda. En 2012 dio el punta pie inicial para lo que sería su definitivo desplazo del equipo K, anunciando sus deseos de ser presidente.

Así el ex vicepresidente de Néstor Kirchner, salió en búsqueda de los ‘compañeros’ para sumar a su plantel, y lo hizo con la suficiente cintura política como para no confrontar directamente con el kirchnerismo duro. “Sigo apoyando a este modelo”, afirmaba Scioli en actos y a la prensa.
Se cuidaba las espaldas, ya que para ese entonces el kirchnerismo ya había elegido a su marca personal: el gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri.

El mandatario entrerriano saltó al campo de juego con los tapones de punta, primero recibiendo todos los elogios que desean recibir jugadores de parte de su ‘coach’, y segundo consiguiendo posicionarse en el centro de la escena del oficialismo. Misiones comerciales al exterior; financiamiento para la provincia; plan de obras públicas y reconocimientos en los medios de la órbita kirchnerista.

Así las cosas Urribarri pasó a cubrir un puesto clave en la lógica oficial, la otra cara de la moneda, donde Cristina arbitraba el cotejo. De un lado Scioli, del otro el entrerriano.

Y quizás el partido más importante en esta disputa, de la que los medios contribuyeron en gran medida, fue en la ciudad de Paraná. En la capital entrerriana se llevó a cabo la cumbre del instituto de formación política del PJ, Gestar. De local, Urribarri jugó con todo el kirchnerismo nacional a su lado. Scioli no fue convocado.

Las palabras del gobernador de Entre Ríos sobraron para que el público en general conociera el futuro del gobernador bonaerense: “no hay lugar para individualismos ni especulaciones”, dijo en esa oportunidad Urribarri.

Otra de sus célebres frases en el Club Echague fueron: “esto es para los incondicionales, no para los que tienen proyectos personales. Los que estuvimos en las horas difíciles de este proyecto no admitimos a los que como el tero gritan en un lado y ponen los huevos en otro”.

Una semana y media alcanzó para que finalmente se comience a hablar del alejamiento de Daniel Scioli, que comenzaría a patear contra la valla oficial y así dejarle el camino libre a Urribarri para comandar el equipo de Cristina Kirchner.

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