El presidente de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker ha arremetido contra el «nacionalismo malsano» y ha pedido a los europeos que abracen un «patriotismo ilustrado» en su discurso de despedida del Estado de la Unión, en el que ha abordado cuestiones como la presión migratoria, la inversión en defensa, la lucha contra el cambio climático, la apuesta por África y el futuro del bloque sin Reino Unido.
«Nunca deberíamos olvidar que el patriotismo del siglo XXI tiene dos vertientes: la europea y la nacional, y una no excluye la otra», ha aseverado.
El presidente de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker ha arremetido contra el «nacionalismo malsano» y ha pedido a los europeos que abracen un «patriotismo ilustrado» en su discurso de despedida del Estado de la Unión, en el que ha abordado cuestiones como la presión migratoria, la inversión en defensa, la lucha contra el cambio climático, la apuesta por África y el futuro del bloque sin Reino Unido.
«Nunca deberíamos olvidar que el patriotismo del siglo XXI tiene dos vertientes: la europea y la nacional, y una no excluye la otra», ha aseverado.
«El nacionalismo incontrolado está plagado de veneno y engaño»
Sin mencionar directamente Gobiernos críticos con la Unión Europea y las políticas de inmigración comunitarias, Juncker ha lamentado aquellos que utilizan las instituciones europeas como «cabeza de turco», en especial la Comisión, y ha subrayado la necesidad de planes de solidaridad concretos y duraderos.
«Europa debe seguir siendo un continente abierto y tolerante y nunca se convertirá en una fortaleza que dé la espalda al mundo, sobre todo al mundo que sufre”, afirmó.
Las fronteras interiores deben ser eliminadas, y representan «un retroceso en Europa» donde siguen existiendo.
Además Juncker, ha propuesto una medida para que los países de la UE no puedan vetar la política exterior del bloque con una votación por mayoría para decidir sobre algunas áreas, afirmando que debería aplicarse lo mismo a algunas cuestiones fiscales.
«Europa no es una isla»
El presidente de la Comisión Europea también ha marcado distancias con el proteccionismo del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. «Una Europa que trabaja por la paz, los acuerdos comerciales y unas relaciones monetarias estables, incluso cuando algunos son más propensos a las guerras comerciales y monetarias», afirmó. «No estoy a favor de un unilateralismo egoísta que desafía las expectativas y destruye las esperanzas».
El Brexit, tema secundario
Juncker no ha querido que el Brexit monopolizara su discurso, por lo que lo ha relegado prácticamente al final de su alocución, cuando ha asegurado que Reino Unido seguirá siendo un vecino importante del bloque a partir de marzo de 2019: «La UE respeta, pero lamenta la decisión del Reino Unido y pide al Gobierno británico que comprenda que fuera de la Unión no puede disfrutar de los mismos privilegios que dentro de ella».
Para terminar, entre las acciones concretas, Juncker quiere que se efectúe el cambio del horario de verano y que se legisle para prohibir los plásticos.
Viento en popa
El año pasado Juncker empezó su discurso diciendo que el viento volvía «a henchir las velas de Europa» y hoy ha querido comenzar dejando claro que el barco sigue navegando: «Diez años después de Lehman Brothers, Europa ha pasado en gran medida la página de una crisis económica y financiera que venía de fuera, pero que afectaba profundamente a su país», afirmó.
«La economía europea ha crecido durante 21 trimestres consecutivos. Los puestos de trabajo han vuelto, con casi 12 millones de nuevos puestos de trabajo creados desde 2014».