En Catamarca un padre explicó por escrito a la directora de la escuela las razones económicas de por qué su hijo no estuvo yendo a clase.

“Le quería aclarar que mi hijo no fue en estos días a la escuela por razones económicas. No tenía para darle para el boleto”. Así empieza la carta que Julio César, un albañil de 39 años del departamento Fray Mamerto Esquiú, le escribió a la directora del colegio para disculparse por la ausencia de su hijo a clases. El adolescente sufre una discapacidad neurológica, su mamá murió y vive con su papá.

“No ando bien estos días con trabajos, le pido mil disculpas y espero me sepa entender. Por las dudas no pueda volver a ir usted ya sabe el porqué; yo vivo solo con mi hijo y no tengo otra entrada más que las changas que hago con albañilería”, explica el padre.

La carta de Julio César deja ver la realidad de miles de chicos que no pueden acceder al derecho básico de la educación. De los que no llegan a la escuela porque su familia no puede sostener el gasto del viaje. Los que tienen que dejarla para ir a trabajar. De las miles de chicas de 13, 14, 15 años que quedan embarazadas y no terminan el secundario.

Según un informe de la Unesco, solo el 43 % de los estudiantes termina el colegio a la edad esperada. El mismo informe indica que el problema de la deserción escolar está creciendo en el nivel primario.

Según las últimas cifras oficiales a nivel nacional (en plena década kirchnerista) en 2012 empezaron la secundaria 808.580 estudiantes, con 285.699 egresados. Si se suman los casos de abandono y repitencia, según este informe, menos del 50 % de los estudiantes terminan la escuela en tiempo y forma.

Mientras Julio César explica mejor que cualquier estadística el drama de los que ya no pueden ir a la escuela, el derechista gobierno de Macri sigue destinando miles de pesos a la educación privada. Da el ejemplo con su propia hija, llevándola a una de las escuelas más caras de la ciudad.

Al gobierno de los funcionarios millonarios no le interesa en lo más mínimo si miles de pibes y pibas ya no van a la escuela.

Son los docentes, junto a los auxiliares, padres y estudiantes los únicos interesados. Por esto, hoy más que nunca, es tarea de primer orden defender la educación pública, gratuita y de calidad.

Organizarse para luchar por un aumento de presupuesto educativo, el quite de subsidios a la educación privada, la creación de jardines maternales y escuelas públicas, y por gabinetes en todas las escuelas.

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