Un vehículo que cuesta hoy $1.150.000, tiene una rebaja de alrededor de $365.000. Con ese dinero, 18 meses atrás, alcanzaba para comprar el mismo modelo. En lo que va de octubre, los patentamientos están bajando 44% respecto al año pasado.

Aunque la Argentina sea un país que acostumbra a sus ciudadanos a vivir con inflación, hay hechos que no dejan de sorprender. La suba de precios de los últimos tiempos está entrando en una espiral que parece difícil de frenar y que arrasa con el recuerdo de los valores que tuvieron bienes y productos en el pasado reciente. En el sector automotor, que se rige por listas oficiales, es más fácil realizar comparaciones. El resultado es alarmante.

La caída de las ventas y el exceso de stock está generando, desde hace varios meses, que se ofrezcan importantes bonificaciones para atraer a un público reacio a consumir. En algunos casos, esos descuentos pueden superar el 30% del valor oficial. Lo curioso es que por el monto de dinero que hoy se rebaja un 0 km, hace dos años o menos alcanzaba para comprarlo. Por ejemplo, un Chevrolet Onix Active cuesta hoy, según precio de lista, $1.155.900. La terminal está ofreciendo una bonificación de $300.000. A esto hay que sumarle un descuento adicional que agrega la concesionaria, según las necesidades de caja. En estos días, después de un sondeo realizado por Ámbito Financiero entre vendedores, se pudo comprobar que no baja de unos $50.000 adicionales. Es decir, ese modelo se consigue en $790.000 o menos. La diferencia es, entonces, de $365.000. En abril del año pasado, hace 18 meses, el precio de lista de ese mismo modelo era de $371.000. No es un caso excepcional. Otros ejemplos analizados muestran que no hay que irse más allá del 2017 para obtener el mismo resultado. Todo fruto de la inflación o de la suba del dólar, dilema interminable que deberá dirimirse entre aquellos que creen que primero fue el huevo y los que, por el contrario, sostienen que todo lo inició la gallina.

Lo cierto es que los valores de los 0 km se dispararon a partir de abril del año pasado cuando el tipo de cambio pegó su primer salto importante. El 70% de la oferta es importada y los modelos “made in Argentina” tampoco escapan del movimiento del dólar debido a que la mayoría de las autopartes también llegan del exterior. Eso hizo que los precios de los autos terminarán el 2018 con un incremento de alrededor del 100%. La situación no cambio en este 2019 y el ajuste cambiario, que llevó al dólar por arriba de los $60, fue acompañado con otro importante aumento de precios que provocó que el costo de un 0 km se triplicara. Con esta estampida, no hay poder adquisitivo que resista.

El resultado es el derrumbe del mercado. Según datos de patentamientos que maneja la asociación de concesionarias (ACARA), las operaciones hasta ayer mostraban una baja, en octubre, de 43,99% contra la misma cantidad de días de igual mes del año pasado. Comparado con diciembre, el retroceso del mercado es de 15%. De esta manera, en el acumulado anual, la contracción de los registros es de 44,6%. Para octubre se espera un volumen de operaciones de 30.000 unidades o menos y unas 430.000 de mercado total.

Se estima que en los depósitos de fábricas, concesionarias e importadores, hay unos 150.000 vehículos esperando dueño. El problema es que aún con los descuentos que se están ofreciendo, la demanda no responde debido que el alza de los precios corre más rápido que los aumentos de salarios.

Las perspectivas no son alentadoras. Para el 2020 esperan un año igual o peor que el actual con una inercia muy negativa para el primer semestre. Estos descuentos, en medio de un marco de caída de ventas, hace que la rentabilidad de concesionarias y fabricantes haya desaparecido por lo que el sector se encuentra en un clima de altísima fragilidad, lo que augura un verano muy complicado.

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