El arresto del director de un diario por denuncias de violación debilita al exjefe del Gobierno, próximo al periodista

Abdelilá Benkirán, el hombre que consiguió para el islamista Partido Justicia y Desarrollo (PJD) victorias electorales sin precedentes en 2011 y en 2016, ya no posee ningún poder en Marruecos. Ni en el Ejecutivo ni en su formación. Y sin embargo, este mes logró hacer temblar la coalición de Gobierno de seis partidos con solo pronunciar un discurso delante de las juventudes del PJD. Benkirán contaba con su carisma para hacerse oír y con un inmenso altavoz para difundir sus palabras, el diario Ajbar al Yum, cuarto en difusión en el país y muy crítico con la política del Palacio Real.

Benkirán es el mismo hombre que en junio de 2015, cuando ejercía como jefe de Gobierno, interpuso una denuncia contra el canal público 2M por difundir en directo un concierto de Jennifer López que él calificó de «provocativo, atentatorio contra las costumbres de la sociedad marroquí y sexualmente sugestivo». El diario Ajbar al Yum es el más próximo a su partido y su director, Taufik Buachrin, siempre apoyó a Benkirane. Ahora, Buachrin atraviesa sus horas más críticas. El 23 de febrero veinte agentes vestidos de paisano irrumpieron en la redacción de Ajbar al Yum y se llevaron al director, acusado de violación, intento de violación y trata de mujeres. Hay 50 pruebas de vídeo y ocho mujeres que han testimoniado en su contra, según la fiscalía. Por esas casualidades de la vida que no parecen nada casuales, el juicio contra Buachrin comenzará el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. A pesar de que todo el mundo es inocente mientras no se demuestre lo contrario, Benkirán ya ha perdido con la detención de Buachrin a su principal aliado en la prensa.

En marzo de 2017, hace justo un año, el rey Mohamed VI destituyó a Benkiráncomo jefe de Gobierno para nombrar a Saadedín el Otmani, su segundo hombre en el PJD. Benkirán llevaba más de cinco meses sin formar Gobierno de coalición porque se negaba a aceptar las condiciones que exigían los otros partidos. Su sucesor dijo sí allá donde Benkirán había dicho no. Y a partir de ahí, El Otmani y los cinco ministros islamistas integrados en la coalición de Gobierno cortaron el paso a Benkirán, que pretendía aspirar a un tercer mandato como secretario general en el PJD. El Consejo Nacional de su partido votó contra su continuidad por 126 votos contra 101. El partido quedó dividido y Benkirán anulado.

Así que, en teoría, era un simple militante cuando el 3 de febrero tomó la palabra en una asamblea de las juventudes del partido. Estaba presente El Otmani, ahora convertido en su principal rival interno. Pero Benkirán sabía que los jóvenes lo iban a arropar. Y ahí lanzó sus andanadas contra un socio clave de El Otmani y del PJD en la coalición de Gobierno: Aziz Ajanuch, el presidente del Reagrupamiento Nacional Independiente (RNI), magnate petrolero, tercera fortuna del país, íntimo amigo del rey y ministro del decisivo Ministerio de Agricultura y Pesca. Ajanuch está en plena fase de recomposición de su partido para aspirar a ganar las legislativas de 2021 y convertirse en jefe de Gobierno.

Neutralizar al director de  Ajbar al Yum es debilitar aún más a Benkirán

MOHAMED MADANI, PROFESOR EN LA FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS DE RABAT

Benkirán, subió al estrado y habló como si tuviera delante a Aziz Ajanuch: “Me gustaría saber qué vidente le ha dicho a usted que va a ganar las elecciones de 2021″. Le advirtió de que mezclar la política y los negocios es un peligro para el Estado. «Usted tiene el gas y el dinero, manténgase lejos de la política”. El 8 de febrero los cinco ministros del partido que preside Ajanuch boicotearon la reunión del Consejo de Gobierno. El Otmani tuvo que hilar muy fino para recomponer la relación con Ajanuch. Cuando la crisis parecía solucionada, el jueves 22 de febrero, el periodista Taufik Buachrin publicó un editorial titulado ‘El poder del dinero y el dinero del poder’, donde afirmaba que el casamiento entre ambos era la base de todo el mal. El viernes, la policía lo detuvo en la redacción.

El analista Mohamed Madani, profesor en la facultad de Ciencias Jurídicas de Rabat, cree que Benkirán aún es una molestia en el mapa político que se está dibujando tras las legislativas de 2016. “La nueva recomposición se hace alrededor de una alianza dirigida sobre todo por un hombre: Ajanuch”, afirma. “Pero si aún sigue molestando Benkirán, que está ya de por sí debilitado tras su salida del secretariado general del partido y su enfrentamiento con el clan de los ministros islamistas, es porque él ha mantenido una influencia sobre la juventud del partido y sobre una parte del electorado que sigue viéndolo como una víctima”.

Madani cree que uno de los “raros intermediarios” que hay entre Benkirán y la opinión pública es el diario Ajbar al Yum, de Buachrin. “Es un apoyo muy valioso porque es un medio con bastante credibilidad entre las élites. Neutralizar a su director es debilitar aún más a Benkirán”.

Un redactor de Ajbar al Yum que prefiere mantenerse en el anonimato, señala: “Nuestro director es el único periodista en Marruecos que defendía abiertamente a Benkirán. Antes de que lo detuvieran recibió una advertencia. Le dijeron que si quería continuar con su carrera tenía que dejar de escribir de dos personas: una es Benkirán. Y la otra es Ajanuch. Le dijeron que Benkirán es el pasado y Ajanuch el futuro”.

“Ahora”, prosigue el citado redactor, “la figura de Benkirán queda debilitada. Nos guste o no, Benkirán es el pasado. El verdadero objetivo del poder ya no es Benkirán sino nuestro periódico. Somos el único diario de Marruecos verdaderamente crítico, el único que se atreve a hablar con opositores que viven en el exterior. Y van a por nosotros. Yo creo que nadie ha de estar por encima de la ley. Y que la ley debe ser igual para todos. Queremos que nuestro director tenga un juicio justo. Pero no nos vamos a callar. La redacción está unida. Los pesos pesados de este periódico trabajan por convicciones, no por dinero”.

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