Gran revuelo en la cámara de Diputados por las medidas tomadas por la flamante presidenta del bloque Cambiemos

 En la sesión de este martes de la Cámara de Diputados se oficializó la ruptura del bloque Cambiemos cuando los legisladores que responden a la corriente Illia crearon la bancada denominada UCR en Cambiemos.

Eso ocurrió luego de que el congreso radical tomara la decisión de apartarse del bloque que conformaba la alianza opositora, cuando la diputada radical Alejandra Viola fue propuesta por el PRO y designada presidenta de la bancada, desplazando a Sergio Kneeteman, que pretendía continuar en esa función.

Por eso, el martes en el recinto, los cuatro radicales que responden a la corriente Illia y al diputado nacional Atilio Benedetti propusieron la creación de un interbloque, algo que fue negado rotundamente por Viola y el resto de los diputados de Cambiemos, con el argumento de que el reglamento de la Cámara Baja no contempla esa posibilidad, por lo que el bloque de Cambiemos se quebró.

Esa ruptura ya tuvo repercusiones y causó un gran revuelo en la Cámara de Diputados, porque comentan los mentideros que la flamante presidenta del bloque, Alejandra Viola, tomó medidas que tienen volando de bronca a Kneeteman y a los otros diputados.

Sostienen que la primera resolución de la diputada fue confiscar la computadora que hasta el momento utilizaba Kneeteman ya que sostenía que era patrimonio de la presidencia del bloque de Cambiemos, por lo que a partir de ese momento le correspondía a ella.

A raíz del secuestro del aparato tecnológico, dicen que Kneeteman se vio obligado a usar el celular y que, mientras intentaba leer arrugando la cara y con los anteojos en la mitad de la nariz, el resto de los colegas lo cargaban y le preguntaban qué había pasado con la computadora.

La situación causó la ira del ex presidente del bloque, pero no quedó ahí, porque afirman los mentideros que más tarde el diputado quiso entrar en la oficina que hasta entonces era suya y se encontró con que habían cambiado la cerradura.

Se dice en los pasillos de la Cámara Baja que el legislador intentaba meter la llave y que hacía fuerza para abrir el picaporte pero que al no tener éxito se retiró muy ofuscado.

Según supieron los mentideros, Viola afirmaba que el despacho tenía las mismas cualidades que la computadora: pertenece al presidente del bloque, por lo que la diputada se instaló allí y desalojó a Kneeteman y al resto de los ex integrantes del bloque Cambiemos.

Es más, dicen que al quedar desamparados sin oficina, algunos diputados de la bancada UCR propusieron recurrir al colega Ricardo Troncoso para que les prestara su oficina, mientras que otros sugirieron pedir asilo en el despacho del diputado Ángel Vázquez.

Es conocido entre los mentideros de la Cámara que la oficina del legislador justicialista es la que tiene la mejor atención y que siempre tiene las mejores provisiones en cuanto a comida y bebida, ideal para los indefensos legisladores.

Incluso, afirman que la oficina cuenta hasta con asesoramiento espiritual en caso de que los diputados lo necesiten, ya que uno de los secretarios es hijo del pastor Antonio Alizegui, y los mentideros sostienen que su consejo podría resultar muy útil a los legisladores que quedaron desamparados.

Pero la radical Viola no solo decidió quedarse con la computadora y la oficina de Kneeteman, sino que también tomó la radical (valga el juego de palabras) medida de suspender el contrato del secretario del bloque, Gustavo Curvale.

Comentan que el funcionario se encontró con la novedad cuando fue a cumplir con sus tareas al recinto y los asesores de Viola le informaron que ya no estaba más en el cargo.

Dicen los mentideros que en medio del raid de drásticas medidas de la diputada Viola, alguno la escuchó decir “qué Benedetti ni Benedetti, acá mando yo”, y que remató la oración con un firme “¡empieza el matriarcado!”, emulando a una reconocida serie espeañola.

%d