La salida al ruedo de un grupo de intendentes radicales tiene por propósito impulsar un candidato a gobernador que se proponga como síntesis de Cambiemos, con el aval de Frigerio.

La reunión de intendentes radicales con fines de armado electoral, que se produjo el 23 de marco en La Paz, fue la reacción interna más contundente en rechazo a la posición que adoptó la corriente Illia en el último congreso radical.

El 17 de marzo, el sector que lidera el aspirante a la gobernación Atilio Benedetti reunió los votos para que el máximo órgano partidario de la UCR decidiera que los legisladores radicales armen rancho aparte en la legislatura y funcionen como un interbloque de Cambiemos con el PRO.

Desde aquella definición sólo se escucharon críticas. El ministro del Interior Rogelio Frigerio bajó rápidamente al territorio a poner orden y hubo un desfile de pronunciamientos en esa línea.

Pero la traducción política más importante de esa reacción fue la que adoptaron, el viernes 23, un grupo de intendentes que se reunió en La Paz con el explícito propósito de un armado político. Hubo mociones para salir a jugar más fuerte, pero se impuso la moderación de presentarse en sociedad como el primer paso de una construcción política que aporte a un proyecto provincial.

No se lo dijo en estos términos, pero está claro que el grupo pretende que de su seno surja un nombre para la gobernación. En la foto que se distribuyó del encuentro se ve a dos aspirantes que han hecho públicas sus intenciones: el intendente de Paraná, Sergio Varisco y el de Chajarí, Pedro Galimberti.

Con el muy probable adelantamiento de las elecciones provinciales, se acortan los tiempos para la definición de un candidato que exprese a esta nueva agrupación, que tiene como sello distintivo estar integrada por dirigentes involucrados con la gestión diaria. Pero que contaría con el aval de otros sectores del radicalismo, como el que lidera Fabián Rogel (en el que milita Galimberti) y el inicial apoyo de Frigerio.

Aunque aquí el padrinazgo de Frigerio no está tan claro como en el caso del diputado Ricardo Troncoso, que comenzó a recorrer la provincia impulsado, claramente, por el ministro del Interior.

Según con quien se hable, en este nuevo grupo de intendentes se le da más o menos importancia a la mano del hombre fuerte de Cambiemos en Entre Ríos.

En cualquier caso, queda claro que la construcción electoral se plantea como una alternativa a la de Benedetti. Y que dentro del nuevo espacio nadie tiene muy claro en qué desembocará la movida, porque nadie lidera con claridad sobre el resto. Al menos ninguno de los que aparecen en la foto.

No los une el amor

Por lo pronto, a los intendentes los une el rechazo al cuadro que muestra hoy la interna de Cambiemos, donde se ve a Benedetti como el candidato más instalado para volver a encabezar la propuesta electoral de la coalición.

Observan que el líder de la corriente Illia está pagando un costo muy alto por la movida que impulsó en el congreso partidario. Interpretan que el silencio al que se llamaron los cinco diputados del sector tras el congreso es una muestra de que en buena medida están arrepentidos de haber jugado tan fuerte.

Repiten lo que por primera vez dijo en el mismo congreso la diputada Alejandra Viola, la militante de la Illia que desoyó la posición de su grupo para sostener a Sergio Kneeteman al frente del bloque y que lo terminó desplazando del cargo con el apoyo de los diputados del PRO y del radical Alberto Rotman.

Viola dijo el mismo sábado 17 que no se podía utilizar el congreso para salvar el hecho de haber perdido una votación en el bloque y que el tema no se hubiera puesto a discusión de los congresales si Kneeteman hubiese sido reelecto.

Interpretan que si la propuesta del interbloque hubiera sido planteado antes de la votación en la Cámara, tal vez pudiera haber sumado más “limpiamente” el apoyo de las amplias franjas internas del radicalismo críticas a la conducción de Frigerio en Cambiemos de Entre Ríos. Pero entienden que, así como ocurrió, a Benedetti el tiro le salió por la culata.

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