Una de las razones que imposibilitan la llegada del Sumo Pontífice, además de la grave situación del país, es la tensión electoral que se vive.

Ante la fuerte expectativa que se generó por una nueva declaración de Francisco sobre una posible visita suya al país. Desde el entorno del Sumo Pontífice desalientan las expectativas sobre una posible visita a la Argentina.

Según dejaron trascender, la crisis económica y social sumado a que es un año electoral y que no es muy buena la relación con la gestión de Mauricio Macri, tornan difícil la llegada del Papa. Además de la profundización de «la grieta», el 32% de pobreza y los afectados por los despidos son otras de las razones.

«Veremos si puedo ir pronto», lanzó el viernes pasado el Papa al contestar una pregunta de la periodista Inés San Martín, en el vuelo que lo llevaba a Marruecos.

Para aplacar la ansiedad, el presidente del Episcopado, Oscar Ojea, aclaró la semana pasada a Télam que «es una decisión de él» y de esa manera dio a entender que los tiempos los manejará el propio Francisco.

Una fuente cercana a Francisco, según informa el La Nación, señalaron: «Las lógicas expectativas no pueden dejar de lado las diferencias que separan a Francisco del gobierno de Macri. No le va a regalar una foto al Gobierno que más ha trabajado para impulsar el odio y el enfrentamiento entre los argentinos».

Para la figura argentina más reconocida hoy en el mundo, el gobierno de Macri dejó pasar la oportunidad de convocar a una sincera unión entre todos los argentinos y eligió apostar a la confrontación.

Las diferencias no implican que los canales de comunicación estén cerrados. Hace un año hubo un intercambio por mail entre Francisco y el jefe de Gabinete, Marcos Peña, calificado como «cordial y correcto» en el entorno del Papa, pero que no derivó en decisiones de trascendencia.

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