El socialista António Costa gana las elecciones en Portugal con más del 35% de los votos, un resultado que confirma las encuestas que pronosticaban una victoria del primer ministro, pero que, para revalidar su mandato, le obligará a volver a recurrir a pactos poselectorales al no alcanzar la mayoría absoluta.

«El PS ha reforzado su posición política en Portugal», señaló Costa en su primer discurso tras conocerse su victoria, pero adelantó que espera gobernar con una segunda ‘geringonça’, como se conoce en Portugal al pacto de izquierda con el que ha gobernado los últimos cuatro años.

«Vamos a continuar con las mismas soluciones: un partido socialista apoyado por gobiernos de izquierda», indicó. «Los portugueses han querido este tipo de gobierno y vamos a continuar con ello, con un partido socialista más fuerte».

El primer ministro también aprovechó su discurso vencedor para hacer énfasis en los malos resultados de los partidos de derecha portuguesa, a los que ha acusado de basar su campaña electoral en ataques a su Gobierno.

Los resultados

Los resultados del domingo suponen una mejora para los socialistas, que en las elecciones de 2015 consiguieron el 32,31% de los sufragios, pero se volverán a ver obligados a buscar apoyos para volver a gobernar, como ya ocurrió hace cuatro años, cuando recurrieron a los otros partidos de izquierda para dar la vuelta a unos comicios que había vencido la derecha.

Sus actuales socios, el Bloco de Esquerda y la coalición de comunistas y ecologistas (CDU), consiguen el 9,64% y 6,35% de los votos, respectivamente.

El actual líder de la oposición Rui Rio, del Partido Social Demócrata (PSD, centro-derecha), queda segundo, con el 28% de los sufragios.

El democristiano CDS-PP obtiene el 4,26%, y el animalista PAN (Personas, Animales y Naturaleza) el 3,26% de los sufragios.

Otra de las sorpresas de la noche ha sido el partido de ultraderecha Chega que ha conseguido entrar en el Parlamento con el 1,30% de los votos y un diputado.

Las posibles alianzas

Aunque la convergencia de izquierda parecía imposible en 2015, el acuerdo entre los socialistas del PS, el Partido Comunista (PCP) y el Bloque de Izquierda (BE) ha llevado a cuatro años de estabilidad en el país que han arrojado unas cifras macroeconómicas aplaudidas por el FMI como ejemplo de recuperación en Europa.

Un movimiento sencillo para los socialistas sería reeditar la ‘geringonça’, lo que permitiría a António Costa empezar a trabajar con su nuevo gabinete en menos de un mes, en el más optimista de los escenarios.

‘Geringonça’ significa chapuza en portugués. Acuñado así por la prensa local y los partidos de derecha, ahora nadie se atreve a negar que ha funcionado.

Sin embargo, si los recelos persisten y las negociaciones se atascan, el calendario puede alargarse.

Es lo que ocurrió hace cuatro años, cuando la formación de Gobierno se demoró dos meses, el doble de lo normal.

El entonces presidente, Aníbal Cavaco Silva, nombró inicialmente como primer ministro al conservador Pedro Passos Coelho, pero su propuesta fracasó en la Asamblea de la República, donde la izquierda sumó mayoría absoluta para votar en contra de su programa de Gobierno.

Cuando se abre este escenario, el Gobierno debe dimitir, según establece la Constitución, y el jefe del Estado abre una nueva ronda de consultas para conocer qué líder político puede reunir una mayoría estable.

En esas rondas de consultas ya no solo están incluidos representantes políticos, sino patronal y sindicatos, entre otras entidades.

Si fuese imposible formar una mayoría estable, el jefe del Estado tiene dos opciones: mantener el anterior Ejecutivo en funciones o impulsar un Gobierno de «iniciativa presidencial» compuesto por independientes procedentes de diferentes corrientes ideológicas.

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