Las fuerzas iraníes entrenan y equipan a milicias aliadas en territorio sirio

EIRUT (The New York Times).- A principios de este mes, cuando un dron iraní sobrevoló el espacio aéreo de Israel, desencadenó una vertiginosa serie de ofensivas y contraofensivas que hicieron temer el arranque de una nueva guerra catastrófica en Medio Oriente.

Los asesores de la Guardia Revolucionaria de Irán están desplegados en bases militares a lo largo de toda Siria. Sus comandantes suelen ponerse al frente de la línea de ataque para liderar la batalla. Irán ha armado y sigue apoyando a las poderosas milicias con combatientes entrenados en Siria. Los iraníes también han aportado nuevas tecnologías, como los drones, para espiar al enemigo y tal vez atacarlo desde el aire. Tanto las autoridades de Israel como sus países enemigos dicen que cualquier nuevo conflicto de Israel con Irán o alguno de sus aliados podría movilizar a la creciente red de militantes subsidiarios en múltiples países, eso que Irán llama «el eje de resistencia».

«Si hay una guerra, será en toda la región -dice Kamel Wazne, del Centro de Estudios Estratégicos Norteamericanos en Beirut-. Cualquier confrontación será entre el conjunto del frente de resistencia contra Israel y sus aliados».

Irán y sus aliados intervinieron inicialmente en Siria para defender a Bashar al-Assad de los rebeldes sirios y después lo ayudó contra los jihadistas de Estado Islámico. Ahora se quedaron para consolidar la infraestructura necesaria para amenazar a Israel. Irán sigue entrenando y equipando combatientes mientras fortalece sus vínculos con aliados como Irak y el Líbano.

«El objetivo último es que ante la eventualidad de otra guerra Siria sea un nuevo frente entre Israel, Hezbollah e Irán -dice Amir Toumaj, analista de la Fundación para la Defensa de las Democracias-. Y están convirtiendo ese objetivo en realidad».

Los funcionarios de Irán hablan abiertamente de sus esfuerzos para construir ese eje de resistencia contra Israel. Una parte crucial de la estrategia es no depender del equipamiento militar tradicional ni del control del territorio, que Israel puede bombardear, sino establecer vínculos fuertes con fuerzas locales que comparten ese objetivo y que pueden sacar provecho del dinero y de la experiencia iraní.

Gracias a ese abordaje, Irán ha logrado extender su poder en el mundo árabe y al mismo tiempo disminuir la amenaza contra sus propias fuerzas y su territorio.

Ambos bandos dicen no querer la guerra, y el miedo a la devastación y a la muerte de civiles ha bastado para disuadir un nuevo conflicto. Pero cuanto más se atrincheren los aliados de Irán, más presionados se sentirán los líderes de Israel para lanzar un ataque, y más chances hay también de que cualquier error de cálculo de uno u otro bando desencadene una nueva ronda de hostilidades.

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