Alquileres caros, incertidumbre en el nivel de consumo y hasta baja en la compra de piletas. Se desplomó el turismo internacional y la Costa Atlántica «aprovechó» como pudo los efectos de una economía golpeada.

La temporada en la Costa Atlántica no muestra números del todo negativos por la afluencia de un tipo de turismo no habitual para las ciudades. La crisis cambiaria afectó la elección de los destinos para vacacionar, especialmente en el exterior, y el consumo para quienes ni siquiera pudieron irse.

Según pudo averiguar El Destape, la pauta de incremento de alquileres se estima en un piso de 25%. La estadía por día en una propiedad de Mar del Plata se estima entre $ 1.000 y $ 1.500.

En ese sentido, fuentes del Colegio de Martilleros y Corredores Públicos Caja de Previsión Social de Bueno Aires sostuvieron a este medio que dependiendo de la calidad del servicio y la ubicación, “el rango se eleva hasta los $ 3.500”. Los destinos más populares presentan números razonables (70% de ocupación), con una suba durante los fines de semana y una baja pronunciada en la semana. Pero, ¿por qué se mantienen cifras altas ante la crisis económica?

Los turistas que iban al exterior en años anteriores decidieron vacacionar en Argentina por el aumento del dólar, e incluso aumentaría la cantidad en la segunda quincena. El último informe de Indec arrojó la salida de argentinos al exterior cayó un 19,8% en noviembre, cifra que viene en sintonía con los guarismos anteriores.

Con respecto al consumo, el presidente de la Unión del Comercio, la Industria y la Producción de Mar del Plata, Raúl Lammachia, señaló que «mas allá de la afluencia de gente, el consumo tiene sus vaivenes, depende si la gente se queda mas en la playa o se centra mas en los centros comerciales».

«También hay que tener en cuenta los recursos que tenga la gente, a veces se gasta mucho en la estadía y no queda tanto margen para otros consumos», agregó el dirigente.

El sueldo no alcanza ni para las piletas

«Hace muchos años que no hay una temporada tan mala», aseguró Sebastián, encargado de un negocio que fabrica piletas de lona. Y agregó: «Las ventas este año bajaron un 80%».

Para comprar una pileta de lona se necesitan como mínimo $ 10.000. La más chica que es de 3.50 x 2.10 y contiene 6.100 litros se encuentra en valores cercanos a los $ 12.000, mientras que una redonda de 3 x 0.80 metros de diámetro y que contiene 7.100 litros, cuesta $ 11.000.

En tanto, las más grandes rondan entre los $ 25.000 y los $ 35.000 dependiendo del tamaño y la profundidad. Las ventas en distintos comercios cayeron un 80% respecto al año pasado.

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