El debate público se evita entre la dirigencia, que mantiene su discurso de neutralidad, en línea con la posición del partido. Es en las bases donde se sincera la discusión. Algunos estiman que en las ciudades y pueblos de Entre Ríos hay una amplia mayoría de militantes radicales dispuesta a votar por Milei para evitar que un triunfo de Massa fortalezca a la dirigencia local del peronismo.

En la superficie se aprecia calma. Al menos entre la primera línea de la dirigencia radical de Entre Ríos se evita –mayoritariamente– tomar partido por las dos opciones que ofrece el balotaje presidencial del 19 de noviembre. En el discurso público, se sigue la línea de neutralidad fijada por la conducción nacional de la UCR. El torbellino es subterráneo. Se produce en los debates entre las segundas y terceras líneas de dirigentes y la militancia del partido más importante de Juntos por Entre Ríos.

Dirigentes consultados por Página Política se atreven a hacer una estimación de lo que ocurre por estos días en las bases del radicalismo. Dicen que la mayoría a favor de Milei tiene una proporción de 60 a 40. Algunos creen incluso que es de 70 a 30. La razón: el anti kirchnerismo que predomina en la UCR.

Pero la cuestión es más práctica que ideológico. En las ciudades y pueblos de Entre Ríos, la competencia no es con Milei, que carece de territorialidad. Es con el peronismo.

Con una mirada corta, que antepone los intereses del territorio, muchos radicales promueven el voto a Milei para evitar que un triunfo de Massa fortalezca, en sus ciudades, a los referentes locales del peronismo.

Es probable que las nuevas generaciones de dirigentes y militantes radicales, que no vivieron la dictadura, minimicen los riesgos para la democracia que supone el empoderamiento de un candidato que justifica el terrorismo de Estado reproduciendo el alegato de Emilio Massera en el juicio a los ex comandantes de la última dictadura.

Hay, al parecer, una nueva generación de radicales cultores del pragmatismo, a los que poco les pesa la incongruencia ideológica. Dirigentes de segundas y terceras líneas que participaron de actos en homenaje a los 40 años del triunfo de Raúl Alfonsín pero, para evitar que un triunfo de Massa fortalezca al peronismo en sus pueblos, van a votar por un candidato a presidente que permanentemente insulta a su líder, que ve al “padre de la democracia” como el peor presidente que tuvo el país.

No son todos los radicales, claro. El otro 40 o 30 por ciento (suponiendo que esas sean las proporciones) mira perplejo el corrimiento a la derecha de su partido. Algunos de ellos advierten, en discusiones con sus correligionarios, sobre los riesgos de una deriva autoritaria que supone el ascenso de Milei al poder. Y, entonces, piden votar en blanco. Reciben como respuesta la acusación de “tibios”.

La pasan mucho peor los que se atreven a decir Massa es un instrumento para frenar a Milei. Lejos de prestarse a un debate político, ideológico o al menos estratégico, los radicales con Milei los acusan de estar buscando una salida personal dentro del gobierno de unidad nacional que promete el candidato del peronismo.

No hay que olvidar que una franja de la UCR propuso en la Convención Nacional partidaria que sesionó en Gualeguaychú en 2015 un acuerdo con Massa. Ese sector perdió la votación y Cambiemos se constituyó con la UCR, el PRO y la CC. Al día siguiente, Macri avisó que si llegaba a la presidencia no encabezaría un gobierno de coalición. Cumplió. La UCR no fue más que una aliada parlamentaria. Los radicales, por ejemplo, se enteraron por los diarios que Macri tomaría una deuda de 45 mil millones de dólares con el FMI.

Tras la derrota de Patricia Bullrich, Macri buscó finalmente sacarse de encima a los radicales al romper JxC en beneficio de la alianza de derecha que siempre quiso con Milei. Pero parece que muchos radicales lo seguirán apoyando. Al menos en Entre Ríos.

Frigerio

Como el resto de los gobernadores electos de JxC, Rogelio Frigerio no explicita a quien prefiere para el balotaje. Un público pronunciamiento podría generarle una innecesaria enemistad con el próximo presidente, además de trasladar el quiebre nacional de JXC a la provincia que está por gobernar. Frigerio siempre buscó eludir interferencias de la interna nacional en su armado provincial.

Esa posición del gobernador electo actúa como un dique de contención del debate por el balotaje en Juntos por Entre Ríos. De eso no se habla, al menos públicamente.

En los diálogos informales, muchos radicales ubican a Frigerio en la posición de Horacio Rodríguez Larreta. Dicen que el “interventor de La Libertad Avanza”, como algunos llaman a Macri, nunca recompuso su relación con el gobernador electo de Entre Ríos, a pesar de las públicas señales de reconciliación que ambos explotaron en defensa de sus propios intereses.  Hubo operadores del más duro círculo macrista que llegaron a jugar en contra de Frigerio en la interna provincial. Lo terminaron apoyando simplemente porque no encontraron un candidato competitivo para enfrentarlo.

Además, aseguran que Frigerio no le perdona a Milei que no haya cumplido con su promesa de bajar sus candidatos provinciales en Entre Ríos. El libertario no sólo sostuvo para la gobernación a Sebastián Etchevehere, que complicó electoralmente a Frigerio al dividir el voto opositor, sino que buscó sacar de competencia a un candidato clave para el armado frigerista como Mauricio Davico en Gualeguaychú.

Durante la campaña, Frigerio evitó toda crítica a Milei. Ese silencio -que contrastó incluso en un mismo acto, con posiciones como la de María Eugenia Vidal en el cierre de Paraná- respondía a la estrategia de seducir al votante de Milei, presentándose como una opción más seria y menos improvisada que Etchevehere para el cambio que buscaban en la provincia.

Ahora lo que preocupa es la gobernabilidad. Los mandatarios provinciales temen que un eventual gobierno de Milei recorte el envío automático de los fondos de coparticipación. Y es una incógnita en qué medida Macri cogobernaría en un eventual gobierno libertario. Milei se ha cansado de repetir que el apoyo del ala derecha del PRO fue “incondicional” y que propuestas como la dolarización y la eliminación del Banco Central, a las que JxC se opone, no son negociables.

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