El presidente norteamericano nombró elegir a un conservador ultraconservador de asesor de seguridad nacional y al ex jefe de la CIA como su jefe diplomático.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, despertó temores de guerra al elegir al conservador John Bolton como su asesor de seguridad nacional y a otro político de línea dura, Mike Pompeo, como su jefe diplomático.

Ahora, si decide abandonar el acuerdo nuclear con Teherán, tiene un asesor que cree que Irán puede ser desarmado a la fuerza, y que fue uno de los que más presionó para la invasión de Irak en 2003.

Además, tanto Bolton como Pompeo estarán más abiertos a considerar una guerra preventiva con Corea del Norte si la cumbre con el líder Kim Jong Un no conduce al desarme nuclear de la península.

Y, mientras su embajadora ante Naciones Unidas, Nikki Haley, promueve el recorte de los fondos de Estados Unidos al organismo mundial, Trump tendrá a su lado a un unilateralista incondicional.

La llegada de Bolton a la Casa Blanca no fue una sorpresa, pero muchos expertos en política exterior no ocultaron su preocupación.

«Bolton es una amenaza para la seguridad nacional», escribieron Colin Kahl y Jon Wolfsthal, asesores del predecesor de Trump, Barack Obama, en un duro comentario para la revista Foreign Policy.

«Realmente es así de peligroso», señaló el New York Times en un editorial. «Lo bueno (…) es que dice lo que piensa. Lo malo es lo que piensa», añadió.

Pompeo, en tanto, fue denunciado como defensor de la tortura y la discriminación contra musulmanes y homosexuales por la ONG Human Rights Watch, que instó al Senado a rechazar su nombramiento.

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