La hija del mítico Ernesto «Che» Guevara, Aleida Guevara, consideró que los cuatro cubanos presos en EEUU bajo cargos de espionaje demuestran «la hipocresía del gobierno estadounidense, que afirma que enfrentará al terrorismo en todo el mundo, pero se le olvida hacerlo en su propio territorio».

«Desde el comienzo de la revolución cubana, Estados Unidos protegió a organizaciones terroristas en el sur de La Florida», protestó Aleida Guevara.

Las palabras de la hija del Che llegaron en coincidencia con una jornada que se llevó a cabo en Cuba, impulsada por René González, un quinto prisionero que pudo volver a la isla este año, en reclamo de la libertad de «Los Cinco», como llama La Habana a los presos, aunque ahora en verdad quedan cuatro.

La protesta consistió en colgar en viviendas, calles, autos, plazas y edificios cintas amarillas, siguiendo una tradición estadounidense según la cual las mujeres que esperan que su pareja retorne de la guerra cuelgan o llevan un crespón de ese color.

Guevara incluyó, entre los ataques de grupos alentados desde Miami, «la siembra del dengue hemorrágico y las lanchas rápidas que pasan en la madrugada y ametrallan las costas y matan gente», situaciones que «fueron denunciadas en todas las organizaciones internacionales, y nadie se hace eco».

En una entrevista que dio a Télam en Buenos Aires, Guevara explicó que «la única posibilidad que tiene el pueblo cubano de defender su integridad física» es obtener información adecuada para «poder evitar esas acciones terroristas».

«Estos hombres, que no son los únicos ni serán los últimos, por supuesto, están presos por defender esa posibilidad de vida de nuestro pueblo», indicó.

Aleida Guevara afirmó que Estados Unidos incumple sus propias leyes en estos juicios y advirtió que «el pueblo norteamericano ha sido sometido a silencio» sobre estas irregularidades e «ignora lo que está pasando».

En su defensa de los prisioneros Antonio Guerrero, Fernando González, Gerardo Hernández y Ramón Labañino, indicó que el caso demuestra «la hipocresía del gobierno estadounidense, que afirma que enfrentará al terrorismo en todo el mundo, pero se le olvida hacerlo en su propio territorio».

Sobre estos presos, afirmó que «no son espías, porque no tienen ninguna información que no sea pública», y los consideró «compañeros infiltrados en organizaciones terroristas”.

«En tres casos, a lo sumo podrían corresponderles como pena máxima 10 años de prisión, por haber ingresado a Estados Unidos con otra identidad», evaluó.