El sacerdote José María López fue llevado a la cárcel de Paraná, luego de la sentencia a ocho años. Se lo encontró culpable de tres abusos sexuales, UNO EN EL DEPARTAMENTO FEDERAL.

El sacerdote José María López, cuyo último destino pastoral fue la parroquia Nuestra Señora de Luján, en Santos Domínguez y 4 de Enero de la capital entrerriana, adonde llegó en 2018, fue condenado en juicio abreviado a la pena de 8 años y medio de cárcel por abusos sexuales y corrupción de menores.

El proceso, que se llevó adelante en los Tribunales de Paraná culminó en diciembre último, cuando el juez Rafael Cotorruelo refrendó el acuerdo, con lo cual el sacerdote aceptó haber cometido esos delitos y fue encarcelado en la Unidad Penal N° 1. La causa fue tramitada por el fiscal Leandro Dato.

Según informó Códigos, ante las “abrumadores testimonios de tres víctimas que padecieron sus manipulaciones, engaños, tocamientos aberrantes y perversiones, confesó su culpa”.

UNO DE LOS HECHOS OCURRIÓ “EN UNA CAPILLA DE SAUCE DE LUNA ENTRE LOS AÑOS 2001 Y 2003”, otro “expresó en su denuncia lo soportado entre 2009 y 2012 en las habitaciones de la casa parroquial de la iglesia San José Obrero de Paraná, a donde López ejercía tareas de párroco”.

El tercer caso “se mantuvo oculto entre las paredes de la casa parroquial de San José Obrero desde 2008 a 2015 y se hacía extensivo en campamentos y viajes”.

Según Códigos, “la resolución del arzobispado de Paraná fue tan contundente” que “prácticamente lo entregaron a la Justicia, ya sin fueros sacerdotales”. López, de 60 años, nació en Paraná el 7 de agosto de 1963, y fue ordenado cura por el ahora arzobispo emérito Estanislao Karlic en 1992. “Durante la pandemia y cuando no tenía comunidad a cargo, ofrecía oración a cambio de depositar plata en una caja de ahorro. No tenía comunidad a cargo, pero sí vivía en una parroquia”, contó alguien a Entre Ríos Ahora. (unoer)

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