Un simpático mensaje del Papa Francisco a un grupo de monjas argentinas en España se dio a conocer en el último tiempo. El Sumo Pontífice se preguntó: «Qué estarán haciendo las monjas que no pueden atender».

«Qué estarán haciendo las monjas que no pueden atender. Soy el papa Francisco…Quería saludarlas en este fin de año. Voy a ver si más tarde las puedo llamar. Qué Dios las bendiga», dejó grabado en un contestador el pontífice al no recibir respuesta del otro lado del teléfono.

 

Las palabras pertenecen, como el mismo lo confirma, al pontífice y están dirigidas a religiosas argentinas que viven en España y forman parte de la congregación de las Carmelitas Descalzas de Lucena.

 

Con su estilo peculiar, descontracturado y ameno, Francisco quiso enviarles un saludo por año nuevo, pero no obtuvo respuesta del otro lado del teléfono. Así que no dudó en dejarles un mensaje en el contestador, como si se tratara de un ciudadano más, común y corriente.

 

Una de las religiosas, que integra el grupo de monjas al que estaba destinado el mensaje, declaró que ella y cuatro miembros más de la comunidad participaban del rezo del mediodía cuando recibieron el llamado. «Eran las 11.45 horas. Cuando pude acercarme al contestador literalmente «me quería morir». Nuestra amistad es de hace quince años pero jamás pensamos que el Papa se iba a acordar de nosotras».

 

La superiora reveló que a las 19.15 el Papa volvió a llamar. «Le pedí permiso para hablar con el manos libres para que escucháramos todas. Nos trasladó el mensaje de que no nos dejáramos robar la esperanza porque la tristeza lleva a la pereza espiritual, a la desesperanza. Recordó su encíclica en la que asegura que el alimento más sustancioso del demonio es la tristeza del hombre».

 

Son cinco monjas las que viven en el convento, según la web Lucena Hoy, tres de ellas argentinas, que son las que son conocidas del papa Bergoglio. Para subsistir elaboran ropa de bebé, cuadros con telas y figuras del niño Jesús.

 

 

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