Rusia lanzó hoy sus primeros bombardeos en Siria en apoyo a Al Assad y desató la inquietud de Estados Unidos, que dudó de la versión rusa de que los ataques fueron contra el EI y dijo creer que tuvieron por blanco a rebeldes respaldados por Washington.

A las dudas del gobierno estadounidense se sumaron las de Francia y Reino Unido y la denuncia de grupos opositores sirios que sostuvieron que los aviones rusos no sólo no atacaron al EI y apuntaron contra otras milicias insurgentes más «moderadas», sino que además mataron al menos a 36 civiles.

Rusia rechazó toda crítica y sostuvo que los bombardeos de hoy y los que seguirán en los próximos días -«mientras dure la ofensiva del Ejército sirio»- tuvieron como único objetivo a los islamistas del EI.

«Nosotros nos metemos en este conflicto de cabeza. Para empezar, apoyaremos al Ejército sirio exclusivamente en su legítima lucha contra los grupos terroristas», aseguró el presidente ruso, Vladimir Putin, en Moscú durante una reunión de gabinete, poco después que el Senado ruso aprobara la ofensiva.

«Nosotros nos metemos en este conflicto de cabeza. Apoyaremos al Ejército sirio exclusivamente en su legítima lucha contra los grupos terroristas»
Vladimir Putin

Pese a que el mandatario ruso se refirió en varias ocasiones a la milicia del EI, el gobierno sirio de Bashar Al Assad describe a todos los grupos armados opositores en Siria como «terroristas».

Putin explicó que, como requería la resolución del Senado, la campaña de bombardeos aéreos fue pedida por su par sirio, un aliado que fue apoyado por Moscú con ventas militares durante los últimos cuatro años de una guerra civil que ya dejó más de 250.000 muertos y un tendal de crímenes de lesa humanidad a manos de ambos bandos.

Según informó la televisión pública en Damasco, aviones rusos tripulados por pilotos sirios bombardearon y destruyeron varias posiciones del EI en las localidades de Al Rastan, Telbise, Al Zafarana, Deir Ful, Salamiya y los montes de Al Hamr y Aidun, en las provincias centrales de Hama y Homs.

Más tarde, el vocero del Ministerio de Defensa ruso, Igor Konashenkov, agregó en declaraciones a la prensa local que «los aviones de las Fuerzas Aéreas rusas asestaron precisos ataques contra ocho objetivos del Estado Islámico en Siria», según reprodujo la agencia de noticias EFE.

Konashenkov mostró fotos y un video tomados por los aviones de combate durante los bombardeos y destacó que se evitó golpear las casas y la infraestructura civil.

Desde Washington, el vocero del Departamento de Estado, John Kirby, informó a la prensa que Rusia avisó a Estados Unidos recién una hora antes de que comenzaran los bombardeos.

Según contó, un funcionario ruso en Bagdad, la capital iraquí, avisó a la Fuerza Aérea estadounidense que los aviones iban a sobrevolar la zona central de Siria y que sus militares debían hacerse a un lado.

En marzo de 2011, la represión masiva del gobierno de Al Assad a un levantamiento popular que pedía reformas y apertura política radicalizó el movimiento opositor, que terminó convirtiéndose en una insurgencia armada para derrocar al mandatario.

Desde Washington, John Kirby informó que Rusia avisó a Estados Unidos recién una hora antes de que comenzaran los bombardeo

La oposición siria recibió de inmediato el apoyo político de las principales potencias occidentales y de muchos de los vecinos, como Turquía y Arabia Saudita, y con el tiempo también sus millones de dólares y sus armas.

Pero cuanto más se profundizaba el conflicto armado, más complejo se convertía. Aparecieron milicias islamistas radicales, algunas locales y otras extranjeras, entre ellas el EI, que había nacido en la vecina Irak para combatir la ocupación militar estadounidense.

Los milicianos del EI actualmente luchan contra el Ejército sirio, pero también contra el resto del heterogéneo frente de milicias opositoras, algunas de las cuales son identificadas por Washington y Europa como la «oposición moderada» y como los sectores que deberían, según su visión, asumir el poder en Damasco si Al Assad fuera derrocado.

A sólo horas de que Moscú anunciara los primeros bombardeos de aviones rusos dentro de Siria, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Ashton Carter, puso en duda la versión dada por el Kremlin y por el gobierno sirio.

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«Quiero ser cuidadoso, pero parece que el bombardeo ruso sucedió en áreas donde no había fuerzas del EI»
Ashton Carter, jefe del Pentágono

Quiero ser cuidadoso, pero parece que (el bombardeo ruso) sucedió en áreas donde no había fuerzas del Estado Islámico», denunció el miembro del gobierno de Barack Obama en una conferencia de prensa desde el Pentágono.

Carter calificó de «contradictoria» la lógica de Rusia y acusó a Moscú de estar «echando nafta» al conflicto sirio, uno de los más sangrientos y con peores consecuencias humanitarias de los últimos años.

Desde Nueva York, el presidente de la Coalición Nacional Siria, la oposición en el exilio, Jaled Joya, denunció que las zonas atacadas por Rusia «estaban libres del EI y de Al Qaeda», según escribió en su cuenta de Twitter.

Además, informó que al menos 36 civiles murieron en esos bombardeos aéreos.

Por su parte, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, una organización pro opositora con informantes en el terreno pero con sede en Londres, también rechazó la versión oficial de Moscú y Damasco.

«Los ataques no tuvieron como blanco zonas bajo el control del EI, sino áreas en poder de facciones armadas que trabajan por una Siria democrática y donde hay un cuartel del Movimiento Islámico de los Libres de Sham y del Frente al Nusra», informó en un comunicado el observatorio.

El llamado Frente al Nusra es la rama siria de Al Qaeda, y Estados Unidos lo incluyó en su lista de «grupos terroristas» en 2012.

El EI lucha contra el Ejército sirio y contra el resto del heterogéneo frente de milicias opositoras, algunas identificadas por EEUU y Europa como oposición moderada

Según el Observatorio, los bombardeos rusos también destruyeron un depósito de armas y un vehículo de la milicia Ejército de Aza, una de las organizaciones que componen el llamado Ejército Libre Sirio, el frente insurgente que Estados Unidos y las potencias europeas financian y arman desde hace años.

Sin evidencia en mano, el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, fue más cauto hoy durante una sesión del Consejo de Seguridad de la ONU y advirtió que sólo «serían bienvenidos» los bombardeos que apunten contra el EI.

Los cancilleres de Francia y Reino Unido, Laurent Fabius y Phillip Hammond, compartieron la misma postura frente al único órgano de Naciones Unidas que puede autorizar una ofensiva militar internacional.

Ni la campaña de bombardeos aéreos que Estados Unidos y sus aliados mantiene contra el EI en Irak y Siria desde hace más de un año ni la nueva ofensiva lanzada hoy por Rusia fueron autorizadas por la ONU.

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