Los presidentes de Estados Unidos y Rusia escenificaron sus profundas desavenencias sobre la guerra en Siria, con discursos diametralmente opuestos ante la Asamblea General y una larga reunión que evidenció más desacuerdos que consenso.

El encuentro, el primero entre Vladimir Putin y Barack Obama en casi un año, llegó luego de que el mandatario estadounidense insistiera en que la solución del conflicto sirio requiere la renuncia del presidente Bashar al Assad, y de que el presidente ruso reafirmara su apoyo al gobierno «legítimo» de Siria.

Tas la reunión bilateral en la ONU al margen de la Asamblea General, el mandatario ruso dijo que su país no descarta lanzar ataques aéreos en Siria en apoyo al Ejército nacional en su lucha contra el Estado Islámico (EI) y otros grupos yihadistas, pero «respetando las leyes internacionales».

Esas normas requieren que los bombardeos sean solicitados por el mismo país o que sean autorizados por el Consejo de Seguridad de la ONU, a diferencia de los que desde hace un año realiza Estados Unidos contra el EI en Siria, agregó.
En cuanto a fuerzas terrestres, Putin insistió en que Rusia no las enviará.

«Estamos pensando cómo dar ayuda adicional al Ejército sirio. En términos de tropas terrestres, no hay ninguna posibilidad de una participación rusa», agregó luego de la reunión con Obama.

Putin dijo que con su par estadounidense acordó mantener conversaciones sobre cómo coordinar las acciones de las fuerzas de sus dos países en Siria para evitar encuentros accidentales.

Putin dijo que con su par estadounidense acordó mantener conversaciones sobre cómo coordinar las acciones de las fuerzas de sus dos países en Siria para evitar encuentros accidentales

Obama no hizo comentarios luego de la reunión, pero un funcionario estadounidense dijo a la prensa que ambos líderes coincidieron en la necesidad de buscar una «solución política» al conflicto en Siria, pero siguen enfrentados sobre el rol que debe jugar Al Assad.

Los dos mandatarios también estuvieron de acuerdo en impulsar una mayor comunicación militar entre sus países, de acuerdo con el alto funcionario, que habló bajo anonimato a los periodistas, informó la agencia de noticias EFE.

La fuente calificó el encuentro de «cordial». La reunión fue la primera cara a cara de Obama y Putin desde un breve encuentro en una cumbre Asia-Pacífico, en noviembre pasado, aunque es la primera formal entre ambos desde otra que tuvieron en junio de 2013 en Irlanda del Norte.

Asimismo, detalló que Estados Unidos, aunque cree que Al Assad debe renunciar, no considera necesariamente destructiva una mayor presencia militar rusa en Siria, siempre que no sirva para continuar fortaleciendo al gobierno sirio «contra su propio pueblo».
«Tenemos claridad en sus objetivos», dijo el alto funcionario en referencia a que Rusia busca luchar contra el Estado Islámico y también «apoyar al gobierno» sirio.

Tanto Putin como Obama hablaron durante la mañana ante la Asamblea General de la ONU y expusieron muy claramente sus diferencias ante la crisis siria, que ya dura más de cuatro años.

En su discurso ante la Asamblea, Obama insistió en que el presidente sirio debe renunciar para impulsar una «transición» que permita poner fin al conflicto, mientras que Putin, en su intervención, pidió el apoyo de la comunidad internacional al «gobierno legítimo» de Damasco.

Al subir al estrado, Obama invitó a Rusia e Irán, otro férreo aliado de Damasco, a sumarse a una «solución diplomática» para la compleja guerra civil siria, que en más de cuatro años ya dejó más de 250.000 muertos y forzó a más de la mitad de la población a abandonar su casa.

Muchos de los que lo hicieron llegaron en los últimos meses a Europa, formando parte del mayor flujo de refugiados en ese continente desde la Segunda Guerra Mundial y provocando una inédita crisis política dentro de la Unión Europea (UE).

Pese a concentrar su discurso en una defensa de la diplomacia multilateral, Obama destacó que Estados Unidos sigue reclamando la salida de Al Assad del poder.

«Debemos reconocer que no es posible, después de tanto derramamiento de sangre y tanta matanza, volver al status quo previo a la guerra», sentenció Obama.

La respuesta del presidente ruso no tardó en llegar.

«Creo que es un enorme error negarse a cooperar con el gobierno sirio y sus Fuerzas Armadas, que tan valientemente están combatiendo al terrorismo cara a cara», sostuvo Putin ante la Asamblea.

El jefe del Kremlin, quien reafirmó su colaboración militar con Damasco, equiparó al EI con Adolf Hitler y pidió «unir un amplio rango de fuerzas que estén dispuestas a resistir con resolución» en Siria.

El líder ruso nunca nombró a ningún país en particular, pero fue fulminante contra las potencias occidentales y de Medio Oriente que a lo largo de los últimos años apoyaron política, militar y económicamente a las oposiciones armadas en Siria y Libia.

«¿Se dieron cuenta de lo que hicieron?», se preguntó, punzante, el líder ruso.

Su par iraní, Hasan Rohani, coincidió en su acusación y fue aún más directo en su propio discurso ante la Asamblea General de la ONU.

La política exterior de Estados Unidos en Medio Oriente «cultiva las semillas de la división y el extremismo (…) no debemos olvidar que las raíces de las guerras de hoy, de la destrucción y el terror, pueden encontrarse en la ocupación y las intervenciones militares de ayer», sentenció Rohani.

«Si las invasiones militares de Estados Unidos en Afganistán e Irak no hubiesen existido y sin el apoyo incondicional de Estados Unidos a las acciones inhumanas del régimen sionista sobre la nación oprimida de Palestina, los terroristas no tendrían hoy excusa para sus crímenes», añadió en referencia a los grupos islamistas radicales, como el EI.

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